Uno de los aspectos que evidenció el crecimiento urbano de Quito en la década de los 70s, sin duda, fue el incremento y mejoramiento del trazado vial.
Desde la década de 1920, la ciudad fue dando sus primeros pasos de lo que sería su expansión urbana hacia el norte, principalmente. Poco a poco sectores como la actual Mariscal, La Carolina o Iñaquito dejaron de lado su entorno verde, incluso marcado por la presencia de grandes haciendas, para dar paso a nuevas construcciones, de vivienda, primero y comercio, después.
Este proceso tuvo su consolidación en las décadas de los 70s y 80s, en buena medida influenciado por el ingreso de capitales al país generados por la extracción petrolera. Así, la construcción, mejoramiento y ampliación de vías fueron actividades necesarias para conectar a los nuevos polos de desarrollo, tanto del norte como del sur.
En sectores como La Mariscal fueron concentrándose lo edificios que superaron los 10 pisos. Destacan entre éstos, el Benalcázar Mil y el Cofiec, edificaciones que hasta la actualidad están entre las más grandes de la urbe. Este sector, además, albergó (y alberga) comercios, entidades bancarias nacionales e internacionales y empresas foráneas. Los primeros centros comerciales como el CCI fueron apareciendo en el entorno urbano.
Bernardo Bustamante, en su trabajo El crecimiento de la ciudad de Quito liderado por la burguesía, señala que entre 1966 y 1975, el Producto Interno Bruto (PIB) del país paso de USD 2,4 a 7,3 miles de millones, según una cifra registrada por el Banco Mundial.
Actuales avenidas como la 10 de Agosto, Seis de Diciembre, 12 de Octubre, De la Prensa, en el norte, y Napo, Maldonado, Mariscal Sucre, en el sur, recibieron obras que permitan mejorar la conexión con los nuevos barrios y ciudadelas que fueron incrementándose, ante una expansión de la población quiteña y la llegada de migrantes nacionales, un proceso social interno que tiene parte de su explicación en la Reforma Agraria.
De unos 625 000 habitantes registrados en la parte urbana de Quito, en 1974, la ciudad terminó la década con unos 920 000.
En el trazado de la ciudad surge los pasos a desnivel en sectores como el Banco Central, El Guambra, Orellana y La Y.
De esta forma, se aseguró una consolidación urbana en sectores como Solanda, la Mena Dos, Santa Rita, Chillogallo, entre los principales, hacia el sur. Mientras, por el norte, ocurrió lo mismo en Iñaquito, Bellavista, El Batán, El Inca, por el oriente y, por el oeste con Andalucía, Chaupicruz, San Carlos, Cotocollao y Carcelén. Por el eje central están La Kennedy, La luz y la ciudadela Rumiñahui.
En la parte de la vivienda, las construcciones de cemento fueron creciendo en número y comienzan a aparecer los primeros proyectos masivos con, por ejemplo, los Multifamiliares San Carlos, a inicios de los 70. La av. Occidental ya estaba en la planificación municipal y su ejecución se fue concretando en los 70s, incorporando tres túneles en su paso por el centro hacia un sur en conexión con el sur de la ciudad.
En materia de servicios, el aparecimiento de hospitales como el Pablo Arturo Suárez (1973) dio cuenta del incremento de la demanda de la ciudad en el área de la salud. De igual forma, el incremento poblacional obligó a que la ciudad piense en proyectos más ambiciosos para abastecimiento de agua potable.
La década de los 70 y buena parte de los 80 marcaron lo que hoy es Quito, con un evidente perfil arquitectónico que encuentra respuesta a la demanda habitacional y comercial en las alturas. Este desarrollo ha llevado a que la ciudad se desborde a los otrora valles rurales de Quito: Los Chillos y Tumbaco.
Este crecimiento urbano de la ciudad, ahora Distrito, a criterio de arquitectos como Handel Guayasamín no necesita expandirse más: “la población de Quito puede triplicarse sin extenderse más, para esto debe densificarse y compactarse.
Otra meta que está pendiente en su desarrollo es, como lo señala Fernando Carrión, arquitecto y docente, es encaminar a Quito a que sea una ciudad inteligente.