Los asambleístas de Alianza País bailaron el jueves por la aprobación de las 15 enmiendas. Galo Paguay/ EL COMERCIO
Aprobadas las 15 enmiendas a la Constitución del 2008, tres escenarios políticos se abren para los sectores de oposición al gobierno de Rafael Correa: el electoral, la resistencia y los pedidos de inconstitucionalidad ante la Corte Constitucional (CC).
Acudir ante la instancia estatal que dictaminó la vía de las enmiendas para la modificación constitucional sería uno de los mayores errores, sostiene el socialcristiano Luis Fernando Torres. No solamente porque fue la CC la que dio vía libre a la Asamblea para realizar estos cambios “que carecen de legitimidad”, sino porque sería un desgaste de energías. “Sería prolongar el debate, tener alguna expectativa, y el debate no puede morir con la aprobación de las enmiendas”.
Además, sería un problema. Una eventual demanda de inconstitucionalidad daría paso a tratar la transitoria. Eso sería hacerle el juego al Gobierno, pero “si quieren bajarse esa transitoria, que lo hagan ellos (Alianza País); la oposición no se puede prestar a ello”.
Pese al escepticismo ante los hechos consumados, y es casi imposible pensar que la CC tumbe las enmiendas cuyo tratamiento legislativo avaló, el analista Felipe Burbano de Lara lo ve como una posibilidad. No tanto porque tengan efecto, sino que debe pensarse en los actos políticos que suponen una violentación a la Carta Política y “al menos, deben ser señalada para que haya un registro histórico de ella”, sostiene.
“Todos los caminos son viables y legítimos”, dice César Montúfar, presidente del movimiento Concertación, quien fue detenido en las movilizaciones del jueves en contra de las enmiendas. “Pero este año es fundamentalmente electoral. Son las urnas la solución cuando el poder está secuestrado”.
Mae Montaño, asambleísta de Creo, sostiene que antes de la aprobación de las enmiendas era la ciudadanía la encargada de la movilización y de mostrar su inconformidad a las modificaciones. Ya con el resultado puesto (100 votos a favor, ocho en contra y una abstención, en la votación legislativa del jueves), la tarea corresponde a las organizaciones porque se abre el año electoral de cara al 2017.
¿Cuál es el camino? Montúfar dice que hay que tener un punto de encuentro de todos lo actores políticos y ciudadanos para que en el voto secreto se pueda llevar adelante el camino del cambio y el retorno a un gobierno democrático y republicano, que desmonte la estructura autoritaria del poder que se ha creado con el correísmo desde el 2007.
Sin embargo, el panorama “es complicado y muy enredado porque se movió el tablero”, dice Burbano de Lara. Así, mientras Alianza País debe buscar al cuadro que reemplace a Correa, la oposición se encuentra ante muchas puertas y deberá saber cuál abrir.
Por el momento, para la papeleta electoral del 2017 solo está en firme el nombre de Guillermo Lasso, de Creo. El ala izquierda de Alianza País está trabajando para que Lenín Moreno sea el candidato. Avanza no descarta a Ramiro González. El Partido Social Cristiano va a ir con nombre propio, tal como lo quiere hacer Unidad Popular (ex MPD) y las izquierdas.
Por ahora, lo único cierto es la resistencia. Al menos eso dijeron la Conaie y el FUT. También lo dijo Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil. Pero el problema radica en que las enmiendas “están hechas para el poder y no para el ciudadano. El poder es el único que podría resistir”, dice Torres.
“¿Resistirse a qué?”, se pregunta otro analista, Santiago Basabe. Y esa duda se afirma en un hecho que está más allá de la transitoria: va a haber reelección indefinida y la gente solo podrá votar o no.