Opinión (o)
Es usual que los directivos de clubes, en la última década, digan: equis es el déficit o es normal adeudar tres meses de salarios… Esas frases se convirtieron en muletillas y son parte de un léxico que se manejan en el fútbol del país.
Pero es vergonzante jactarse de esa situación en una sociedad que la integran más de 2 000 jugadores profesionales (Serie A y B y Segunda Categoría).
Por eso, es inadmisible mantener la actual estructura del fútbol, con permanentes reclamos de futbolistas por sus salarios atrasados, con una legislación que se ha usado en ciertos momentos, hasta para perseguir directivos que han disentido con los estilos y la política de los presidentes que han pasado por la Ecuafútbol. Ese forma de dirección es la misma que la usan en la FIFA, Conmebol y en otras federaciones.
¿Qué se ha hecho para darle un giro a la crisis? Nada. Esta ha sido provocada por los mismos dirigentes, por pretender que sus equipos alcancen éxitos, sin percatarse, muchas veces, que carecen de un respaldo económico.
La Agremiación de Futbolistas del Ecuador argumenta que la deuda de los últimos cuatro años a los jugadores supera los USD 12 millones. Es imposible jugar en esas condiciones. No hay una concienciación de las necesidades de muchos futbolistas.
Tal vez la Liga Profesional sea una opción para empezar a encontrar formas administrativas, de organización, jurídicas… que garanticen una estabilidad en todas las escalas del fútbol.