La estabilidad económica derivada de la dolarización aportó significativamente a la renovación del parque automotor desde el año 2000.
A inicios de los años 70, cuando CARBURANDO
publicó sus primeros ejemplares, el Ecuador era un país muy diferente del actual. Con una economía eminentemente agraria, un bajo nivel de urbanización y notables carencias en cuanto a infraestructuras, transporte y comunicaciones, contaba con un pequeño parque automotor compuesto en su gran mayoría por vehículos de marcas estadounidenses.
La situación empezó a cambiar cuando el modelo de industrialización por sustitución de importaciones que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) impulsó en la región, fomentó la aparición y el establecimiento de nuevas iniciativas productivas.
En ese contexto, nació la empresa Autos y Máquinas del Ecuador (Aymesa) en 1970, que tres años después inició el ensamblaje de vehículos con el recordado Andino.
El modelo, compuesto por una rudimentaria carrocería nacional y una mecánica de origen inglés, fue parte de un proyecto concebido por General Motors para motorizar a los países en desarrollo.
En 1975 se estableció la firma Ómnibus BB, que inicialmente produjo buses de la marca estadounidense Blue Bird, y que después se convirtió en la ensambladora de vehículos Chevrolet.
Una tercera ensambladora llamada Manufacturas, Armadurías y Repuestos del Ecuador (Maresa) se creó en 1976, con lo cual el sector automotor nacional empezaba a crecer y a tomar fuerza.
Así era la vialidad de Quito en 1970. Las calles lucían despejadas, incluso en zonas céntricas, como las avenidas 12 de Octubre y Patria
La pronta consolidación de esta industria permitió sortear el cierre de las importaciones de vehículos, decretado a inicios de la década siguiente por el entonces presidente Osvaldo Hurtado Larrea.
Las marcas que podían producir vehículos en las ensambladoras locales debieron suplir la demanda interna, mientras que las importadoras tuvieron que diversificar sus actividades para sobrevivir.
La llegada de los años noventa marcó la reapertura de las importaciones de vehículos, lo cual dio pie a la llegada de nuevas tecnologías.
Las marcas estadounidenses dominaron la escena local en los años setenta. El ensamblaje de vehículos cambió ese panorama poco después.
La Carburación, que dio nombre a esta revista, fue paulatinamente sustituida por la inyección electrónica de combustible, como el primero de muchos cambios que se popularizaron a partir de la primera década del siglo XXI.
En años recientes, la revolución de las telecomunicaciones propició el surgimiento de clientes mejor informados, más conocedores y, sobre todo, más exigentes respecto de la oferta del mercado automotor. La calidad del parque vehicular actual es prueba de ello.
Fábricas ensambladoras en Ecuador