Durante las pruebas de seguridad que realizan los vehículos se verifica el funcionamiento de sus mecanismos de protección pasiva.
Ninguna persona está exenta de sufrir un accidente mientras conduce. Sea por factores directos o indirectos, estar al volante de un vehículo conlleva sus riesgos.
Es por eso que la industria automovilística ha destinado muchos recursos económicos y estratégicos para realizar investigaciones que permitan desarrollar nuevos dispositivos que salven vidas. Uno de los inventos más importantes en esta materia es el airbag.
Pero, ¿cómo funciona?
Las bolsas de aire están conformadas por tres elementos fundamentales: los sensores de impacto, el mecanismo de inflado y la bolsa protectora. Estos dispositivos están conectados a un procesador que es el encargado de determinar en qué momento se deben activar los airbags.
Para obtener la información necesaria que ayude al correcto funcionamiento de este sistema de seguridad pasiva, el vehículo cuenta con varios sensores distribuidos en toda la carrocería. Los principales se encuentran ubicados en la parte frontal y tienen la función de detectar la desaceleración repentina del automotor.
En los costados de la carrocería también se encuentran dispuestos varios de estos mecanismos en caso de que ocurra una colisión lateral. Estos son los encargados de activar las bolsas de aire instaladas en los asientos y en las ventanas.
Para evitar errores durante la activación del sistema, el procesador recibe información proveniente de acelerómetros, giroscópicos y otros sensores que determinan cuál es el airbag que se debe activar para optimizar la efectividad de la seguridad. Esto evita que todas las bolsas se activen en caso de un siniestro y, por el contrario, causen un resultado negativo.
En el caso de que sea necesario proteger a los ocupantes del automotor con los airbags, un impulso de corriente fluye directamente a un iniciador eléctrico que contiene un conductor, envuelto en material inflamable, mediante el cual se produce la reacción que permite el llenado de la bolsa.
Este proceso toma, aproximadamente, entre 15 y 30 milisegundos. De esta forma se procura salvar la vida de las personas en un accidente.
Un detalle a tomar en cuenta es la correcta postura que debe asumir el conductor en el asiento, ya que el airbag sale proyectado a una velocidad promedio de 300 km/h. Además, es imprescindible también complementar la seguridad de los ocupantes con el cinturón de seguridad, este evitará que las personas se golpeen directamente con el mecanismo
de protección.
Es así que en un tiempo estimado de 80 milisegundos, en el momento preciso antes de que el cuerpo empiece a dirigirse hacia adelante, como consecuencia del impacto, los airbags se encuentran correctamente desplegados para cuidar la integridad de los pasajeros.
De esta manera trabaja este sistema de seguridad pasiva que salva la vida de muchas personas.
Fuente: www.motorpasion.com y Toyota