Cerca de 800 pasajeros ocupan, al día, la parada provisional Rumiñahui, sentido sur-norte, en la av. Galo Plaza Lasso. Foto: Evelyn Jácome / El Comercio
La evaluación es positiva: menor tiempo de recorrido y menos gasto para los usuarios. Luego del primer trimestre de funcionamiento del circuito Calderón – Carcelén – El Ejido, los usuarios reconocen las ventajas del servicio. Sin embargo, piden mejoras respecto de las paradas y andenes con las que al momento trabaja el sistema.
Según los reportes de la Empresa Pública Metropolitana de Transporte de Pasajeros, este servicio se ha reducido aproximadamente 10 minutos en el recorrido de los usuarios desde Calderón hasta Carcelén, y cuatro minutos en la espera en las paradas, debido a la mayor frecuencia.
Para Alexandra Pérez, gerenta de la entidad municipal, el resultado del trayecto es beneficioso para la ciudad, sobre todo para los cerca de 60 000 usuarios que a diario se movilizan por esta ruta ampliada.
La evaluación por parte de los usuarios es positiva, sobre todo al referirse al costo del pasaje. Flor María Buitrón, quien vive en Zabala, cuenta que antes debía pagar USD 0,40 para llegar a su trabajo en un local comercial en la avenida 10 de Agosto. Hoy llega con USD 0,25.
Pérez explica que eso se debe a que las unidades están integradas en el sistema y se llega con un solo pasaje hasta y desde Guamaní, en el sur.
Para Marlene Aguas, por ejemplo, esa reducción le significa un ahorro de al menos USD 30 al mes, solo en los pasajes de ella, de su esposo y de sus dos hijos universitarios. Otra de las ventajas del servicio es que opera de 05:30 a 22:30. Antes, las cooperativas particulares trabajaban hasta las 21:00.
No obstante, también hay quejas por parte de los pasajeros. La mayoría se relaciona con las paradas de los alimentadores y con el estado de los andenes sobre la avenida Galo Plaza.
Jofre Cazamín, quien vive en Bonanza, cuenta que debe caminar ocho cuadras para poder tomar un bus que lo lleve a Carcelén. La queja de Arsenio Chocho gira, en cambio, en relación a la infraestructura no adecuada que se colocó en la Galo Plaza. Para quienes van hacia el centro, hay un andén de metal cubierto con lona, sin puertas ni ventanas que protejan a los usuarios del viento ni del frío. Las lluvias que se presentaron hace dos semanas generaron problemas para los usuarios de este servicio.
Pedro Vásquez, guardia de seguridad, cuenta que en la parada abordan el bus no menos de 800 usuarios al día. Los buses pasan cada 10 minutos, la gente empieza a llegar a las 05:30 y la mayoría pide mejoras a la estructura. La situación de quienes van de este punto a Carcelén es más grave aún. Ni siquiera hay andén, solo tres estructuras amarillas de cuatro gradas de metal cada una, que permite a la gente subir al bus.
Pérez recuerda que hay que tomar en cuenta que la extensión es un plan piloto o fase cero de la ampliación del corredor. Es decir, en una siguiente fase se va a llegar a tener vías exclusivas, paradas adecuadas y terminales construidas. Apenas es la fase de arranque, que permite a las autoridades medir el movimiento en la zona.
Esta ruta es parte de un proyecto integral, dice. La obra se complementará, en una siguiente etapa, con la ampliación del Trole hasta Calderón. Entonces, los articulados circularán en carril exclusivo por la Panamericana Norte, hasta una gran estación que se construirá en Carapungo. Darío Tapia, de la Secretaría de Seguridad, explicó que están terminados los estudios de factibilidad, los estudios de detalle terminarán en septiembre y la Epmmop tendrá un plazo de 18 meses para que esté construida la obra.
Para Tapia, otra de las ventajas es que ahora la recaudación va a la Empresa de Pasajeros y el Municipio les cancela en función de kilómetro recorrido, que en la mayoría de los casos llega a USD 5 700 y USD 6 000, sin importar el número de pasajeros que transporten.
Algunos de los beneficiados por este nuevo sistema de trasporte son los pobladores de Oyacoto, Cabuyal, El Cisne, La Pradera, La Alborada, Llano Grande y Collas.