En la imagen se observa el Puerto Pesquero de Esmeraldas, Ecuador. Foto: Marcel Bonilla/ EL COMERCIO.
Los familiares de tres pescadores que se reportaron como desaparecidos, desde el miércoles 3 de junio del 2015, no paraban de llorar y de pedir ayuda para que los busquen por aire y mar. Afortunadamente, fueron rescatados por los tripulantes de una lancha que logró divisarlos después de 48 horas de estar a la deriva, a 24 millas náuticas de las Costas de Esmeraldas.
Para sobrevivir, los pescadores cuentan que una vela ideada con plásticos fue lo único que les sirvió para cubrirse del frío y del agua salada del mar. Agregan que los asaltantes que llegaron a su embarcación -cuatro personas- usaron armas y les obligaron a arrodillarse en el fondo del navío. Ellos fueron hallados a 24 millas náuticas del lugar de donde salieron, en las costas de Esmeraldas.
“Fuimos abordados a eso de la 1:45 de la mañana por los asaltantes, quienes solo le pedimos que no nos mataran porque éramos padres de familia”, contó Pedro Espinoza, de 58 años, a quien se le notaban las quemaduras del sol en su rostro.
El otro pescador, Ángel Anchundia (60 años), el tercero a bordo de la embarcación pesquera, pensó que no viviría cuando uno de los asaltantes les dijo que serán asesinados y arrojados al mar.
El llanto de las familias de pescadores que salieron a faenar y no volvieron a tierra se ha vuelto común en el malecón del Puerto Artesanal Pesquero de Esmeraldas (Papes), en la Costa norte del Ecuador.
Son esposas y madres de familia que acuden en busca de ayuda y noticias sobre sus parientes que salieron a sus labores de faena y que aún no regresan a tierra tras tres o hasta cinco días de trabajo en alta mar.
“Cuando no entran en el día indicado uno ya piensa lo peor, por todo lo que ha pasado con otros que han muerto en manos de los delincuentes de mar”, cuenta Nabi Nazareno, esposa de uno de los pescadores que murió en una de estas habituales jornadas.
Los robos a marineros, – despojados de sus embarcaciones pesqueras-, de motores fuera de borda, redes, gasolina y espineles, se han convertido en la mayor amenaza para los artesanos del mar, en los últimos años.
En lo que va de este 2015 se han registrado más de 30 robos a embarcaciones de este tipo y que son dejadas a la deriva en alta mar, con sus tripulantes a bordo. Medios de transporte que al no tener motor son arrastrados por la fuerza de los vientos.
En el 2014 año pasado, cuatro pescadores que salieron a faenar desde las costas de Esmeraldas no regresaron más. Hasta ahora, 13 de junio del 2015, se desconoce su paradero. No hay rastros de las lanchas ni de sus pertenencias. Se presume que fueron asaltados y lanzados al mar, según Maura Oviedo, expresidenta de la Cámara de la Pesquería. Pero, tampoco se descarta que hayan tropezado con un ballena y caído ahogados al mar.
Se conoce también del caso de otros tres pescadores, quienes a inicios de este año, fueron tirados al agua por asaltantes. Dos de ellos lograron llegar a la playa después de nadar toda la noche, pero el tercero pereció en el mar.
Hasta ahora se han procesado a cinco personas acusadas de ser los responsables de los asaltos en alta mar, pero el presidente de la Cámara de la Pesquería de Esmeraldas, Rafael Vergara, cree que son varias bandas las que operan.
Personal de Inteligencia del Comando de Operaciones Norte de Esmeraldas, cree que muchas de esas embarcaciones robadas, son utilizadas para llevar droga vía marítima a Centroamérica. Por eso se han incrementado los operativos en la frontera marítima y terrestre.