Aucas necesita un artillero para evitar el descenso, pero prefiere dar prioridad a una bienintencionada jugada de marketing y traer al ‘Loco’ Abreu, antiguo crack que ahora tiene 38 años (sí, 38), quien ya ni siquiera pica los penales porque desea mantener intacta su leyenda de extravagante cobrador de penas máximas. Así que no esperen verlo cobrar un penalti a lo Panenka.
Lo de Abreu serán unas vacaciones de tres meses que se le irán en adaptarse a la altitud de la Sierra y ofrecer algunos testimonios interesantes y nostálgicos de su carrera. Para Aucas, como máximo significará un imán de taquilla y que su nombre se lo escriba en Google, pero no resolverá su drama de fondo: sufre por un plantel extra-soft que, sin refuerzos que lo auxilien, marcha directamente de cabeza a la B. Requiere un jugador, no un vedette.
Ojalá esto sea diferente, pero lo normal ha sido que los crack mundialistas lleguen a Ecuador rodeados de cansancio y sobre todo de una espesa cortina de humo, mientras atrás suena la caja registradora de algún avispado agente. La lista de fracasos es larguita: Roberto Cabañas, Chengue Morales, René Higuita, Makanaky, Carlos Caszely… Humo, humo y más humo.