El presidente de Ecuador, Rafael Correa, destaca entre sus pares latinoamericanos alineados con el socialismo del siglo XXI por tener un fuerte perfil propio y relaciones menos conflictivas con Washington, pero un liderazgo en la región en ausencia del venezolano Hugo Chávez es improbable.
Analistas consultados por la AFP desestiman que Correa -favorito para obtener un nuevo período de cuatro años en los comicios del domingo- alcance la influencia de Chávez, alejado de la escena internacional a raíz del cáncer que padece, aunque creen que seguirá teniendo un peso importante.
Esto, pese al papel protagónico que tuvo Correa en los últimos años en varias cuestiones latinoamericanas.
“El liderazgo de Chávez se construyó durante muchos años, fue el precursor de esta línea. Chávez además tenía una chequera enorme, Correa no, entonces no creo que haya posibilidad de una herencia de ese liderazgo ” , opinó Simón Pachano, politólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) .
Correa ha declarado que no le interesa tener protagonismo en la región, pero el martes matizó esa postura señalando que estará donde se le requiera.
“Buscamos ser útiles, servir, tener un país mejor y construir la patria grande (Latinoamérica). Si para eso hay que asumir liderazgo, ahí estaré. Pero no buscamos nada para nosotros, no estoy pensando en mi carrera política. Estaremos donde podamos ser útiles ” , dijo.
El excanciller ecuatoriano Francisco Carrión observa que Correa “ en general no quiere tener un liderazgo permanente, pese a que le gusta tener figuración internacional ” como cuando le concedió asilo al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, refugiado en la embajada de Quito en Londres.
“No tiene sentido desgastarse en un liderazgo que es muy difícil de sostener si no tiene el respaldo de los millones de petrodólares de Venezuela”, coincide Carrión.
“No veo ni una disminución de la actividad en política exterior ni un liderazgo regional de Correa ” , estima a su vez Marco Romero, coordinador de la maestría de Relaciones Internacionales de la Universidad Andina Simón Bolívar.
No obstante, Hernán Reyes, politólogo de esa institución, considera que Correa “ puede seguir siendo una voz importante en el concierto latinoamericano frente a la Unión Europea o Estados Unidos, lo cual de todos modos le dará visibilidad como líder regional ” .
El gobernante, favorito para ser reelegido el domingo, comparte las tesis del socialismo del siglo XXI en cuanto a una ruptura con el modelo neoliberal y la emergencia de un Estado que regule la economía y redistribuya la riqueza.
Pero ha aplicado esos postulados de forma menos agresiva que países como Venezuela o Bolivia, sus socios en la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) , evitando por ejemplo las nacionalizaciones.
“Correa tiene su propio temperamento ” , sostiene Carrión, quien destaca que el mandatario no ha sido sumiso a Chávez y tiene buenas relaciones con Estados Unidos pese a ser un fuerte crítico de ese país.
“De los presidentes del socialismo del siglo XXI, el más educado es Correa. Cuando profundice su modelo, no va a ser tan radical como los otros”, asegura Santiago Nieto, director de la encuestadora privada Informe Confidencial.
El presidente ecuatoriano, un economista de 49 años con estudios superiores en Bélgica y Estados Unidos, encabezó la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) , que espera sustituya a la Organización de Estados Americanos (OEA) .
Correa denuncia que la OEA mantiene un sesgo a favor de Estados Unidos y rechaza que los problemas latinoamericanos se discutan con esa nación.
En los distintos foros hemisféricos también ha criticado a los organismos internacionales de crédito, como en la Cumbre Iberoamericana de 2011 en Paraguay.
En esa ocasión, Correa abandonó la sala de deliberaciones durante la intervención de la vicepresidenta del Banco Mundial para América Latina, Pamela Cox, tras acusarla de haber “ chantajeado ” a su país en el pasado.
Incluso, su marginamiento de la Cumbre de las Américas celebrada en Colombia en 2012 atrajo los focos sobre sí, al anunciar que no volvería a ese foro -que reúne a los países latinoamericanos con Estados Unidos- mientras no se invitara a Cuba y se trataran temas como el control británico en las islas Malvinas.
Correa también se plantó fuerte en la crisis que llevó a la ruptura de relaciones con Colombia durante 20 meses, a raíz de un ataque contra una base clandestina de la guerrilla FARC en territorio fronterizo ecuatoriano en marzo de 2008.
Similar actitud mantuvo en la condena al golpe de Estado contra Manuel Zelaya en Honduras, en junio de 2009, y frente a la destitución de Fernando Lugo en Paraguay en junio de 2012, llegando a romper relaciones con Tegucigalpa y a desconocer a los mandatarios que asumieron luego en esos países.