Los costos de la rehabilitación de la Refinería Esmeraldas, que se inició en el 2008, se incrementaron de USD 755 millones a 980 millones en dos años. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
La variación no programada en el precio de obras de infraestructura, recurrente en Gobiernos pasados, también ha ocurrido en el actual Régimen.
Al menos cuatro megaconstrucciones se iniciaron con un precio a la hora de suscribir los contratos, pero fueron aumentando a lo largo de su desarrollo, principalmente por falta de estudios definitivos, incumplimientos de las empresas constructoras y retrasos atribuibles a los tiempos de la burocracia.
Una de estas primeras obras emprendidas por la actual administración fue la rehabilitación de la Refinería Esmeraldas, que arrancó oficialmente con la firma del contrato entre el Gobierno y la empresa surcoreana SK, el 29 de diciembre del 2009. El costo de la primera fase de la obra fue de USD 84 millones y el objetivo era optimizar el desempeño de la planta, para que procese 110 000 barriles diarios, un 22% más.
Las autoridades de aquella época tenían prevista para el 2011 una para del complejo, lo cual permitiría que la rehabilitación estuviese lista ese año. Pero con el paso del tiempo y aunque varios trabajos de la rehabilitación se llevaron a cabo, la paralización total de planta llegó a postergarse hasta por cinco ocasiones.
Para finales del 2011, el precio total de la rehabilitación ya alcanzaba USD 755 millones, según un informe de rendición de cuentas de Petroecuador.
“La inversión en todas las fases del proyecto de rehabilitación de la Refinería Estatal Esmeraldas hasta diciembre del 2011 es de USD 347,5 millones del total presupuestado, que asciende a USD 755 millones”, decía la lámina 6 del informe.
Sin embargo, para marzo de este año, Petroecuador anunció en su rendición de cuentas que el costo total de la rehabilitación ascendía a USD 980 millones. Esto, sin tomar en cuenta los combustibles adicionales que debe adquirir el país por la paralización de la planta.
Cuando la obra esté concluida -y si no hay más cambios- el incremento bordeará el 30% respecto de la más reciente cifra oficial en los últimos dos años.
Este Diario pidió desde junio pasado una explicación a Petroecuador sobre este aumento pero no hubo respuesta.
Adicionalmente, la paralización progresiva de la planta se llevó a cabo este año, cuando estaba programada para el 2011.
El proyecto Monteverde inicialmente costaba USD 345 millones y terminó en 600 millones. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Una segunda obra con aumento importante en su precio y con retrasos en su ejecución fue el proyecto de almacenamiento de gas en tierra Monteverde-El Chorrillo, ejecutado por Petroecuador y Flopec.
La obra que reemplazó el almacenamiento flotante de gas -por el que el país pagaba mensualmente USD 30 millones- debía estar completada y en operación en el 2011, pero se inauguro en junio pasado.
El proyecto Monteverde estuvo valorado en un inicio en USD 345 millones, pero terminó con una inversión cercana a los USD 600 millones, según diario El Telégrafo.
Los retrasos en la obra se debieron a que la primera constructora, Shi Asia, no cumplió con su contrato.
Petroecuador indicó que “se originaron varias multas por otros incumplimientos que llegaron a superar el monto de la garantía de fiel cumplimiento del contrato, lo cual fue una causal determinante para que la empresa pública (…) llevara a cabo la terminación anticipada y unilateral del contrato”.
Del lado de Flopec también hubo retrasos. Las autoridades indicaron el año pasado que dos máquinas que forman parte del sistema de enfriamiento del almacenamiento en Monteverde tuvieron problemas durante el traslado al país.
La Central Manduriacu se adjudicó en USD 124 millones y terminó costando 192 millones. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Un tercer proyecto con incrementos en sus precios es la Central Hidroeléctrica Manduriacu, cuya operación estuvo prevista a finales de este año.
El proyecto fue adjudicado a la constructora brasileña Odebrecht a finales del 2011, por un precio de USD 124 millones, aunque terminó costando USD 192 millones. La explicación fue que hubo tres contratos complementarios y obras de compensación social no contempladas desde el inicio.
Para la construcción de la presa de Manduriacu, Odebrecht tuvo que perforar un túnel para el desvío del río, que no estaba contemplado en un inicio, pues de acuerdo con los estudios se programó que el río se desviara a través de un canal.
Las autoridades gubernamentales explicaron que no se pudo ejecutar el diseño original debido a que se encontró roca sólida y se tuvo que hacer una perforación más profunda.
Estaba previsto que la Refinería del Pacífico costara USD 12 000 millones y bajó a 10 000 millones. Foto: Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO
Finalmente, una cuarta megaobra que también ha tenido una variación en sus costos ha sido la Refinería del Pacífico.
En un inicio se habló de que el proyecto tendría un costo de USD 12 000 millones y que tendría una capacidad del procesar 300 000 barriles diarios.
Sin embargo, el proyecto se dividió en dos etapas. En la primera solo tendrá una capacidad de 200 000 barriles y un costo de USD 10 000 millones, que eleva el costo por barril.
El financiamiento para esta obra aún no se concreta.
Para Ricardo Buitrón, consultor en temas energéticos, si un proyecto no cuenta con los diseños y estudios sistemáticos a profundidad, suficientemente detallados, con los soportes y sustentos técnicos necesarios, “generalmente sufrirá un incremento de costos importantes durante las fases de contratación y ejecución”.
Según el experto, los costos también suben por falta de transparencia, competitividad e incumplimientos de leyes, normas éticas… que deben regir en la contratación pública.
CIFRA
30 % De aumento en su precio tuvo la rehabilitación de la Refinería Esmeraldas.