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El periodista deportivo Simon Kuper y el economista Stefan Szymanski escribieron hace un par de años un estupendo libro llamado ‘Soccernomics’, curiosamente traducido al español como ‘El Fútbol es Así’.
En el texto, los dos -con la ayuda de indicadores y estadísticas de rendimientos de clubes y selecciones- desmitifican algunos de los postulados que siempre han acompañado al fútbol.
Uno de los más importantes es aquel cliché que sostiene que “el fútbol no tiene lógica” y que tiene que ver con los inesperados triunfos de equipos o campañas de selecciones como la de Costa Rica en este Mundial o la sorpresiva Grecia, campeona de la Eurocopa en el 2004.
Kuper y Szymanski comprueban a lo largo de su libro que el balompié es propiedad de los equipos y naciones más poderosos. Para los autores, hay tres factores fundamentales para entender los triunfos en el fútbol: población, experiencia en el juego e ingresos per cápita del país.
Solo las naciones con buenos ingresos, con conocimiento e infraestructura adecuada pueden imponerse. Por eso, en las semifinales están países grandes y con experiencia como Alemania, Holanda, Brasil y Argentina.
A excepción de la ‘Naranja Mecánica’ los otros tres equipos han sido campeones del mundo, aunque los holandeses han sido subcampeones y fueron finalistas hace cuatro años en el torneo de Sudáfrica.
Si analizamos los últimos cuatro mundiales, las semifinales son propiedad de los europeos. De los 16 clasificados a esa instancia en las últimas cuatro copas, 11 fueron europeos. Solo un asiático (Corea del Sur) se coló en el Mundial que organizó. Brasil, Argentina y Uruguay sacaron la cara por Sudamérica.