Redacción Guayaquil
Las ojeras están marcadas en su rostro. Su semblante luce decaído y casi no conversa. “No puedo dormir. Por las noches me levanto hasta cinco veces y eso me está afectando”, cuenta Lorenzo Mora, mientras espera en un consultorio del hospital Teodoro Maldonado, en el sur de Guayaquil.
A diario, se queja de dolores de cabeza. El estrés por el exceso de trabajo es una de las causas que según Mora le impiden conciliar el sueño. “Llego cansado, pero por más que tome pastillas no tengo un descanso placentero”.
En el interior del consultorio, la tecnóloga Lidia Alvarado calibra los equipos para el electroencefalograma. En la pantalla, un montón de ondas comienzan a dibujarse. Ese es uno de los pasos para verificar el diagnóstico médico: trastorno del sueño.
Tomás Alarcón, jefe del servicio de neurología de este hospital del Seguro Social, dice que el análisis integral de los trastornos de este tipo se debe realizar en una clínica de sueño, un laboratorio donde se ejecutan pruebas de neurofisiología, mapeo cerebral y neuropsicología, con tests.
En una habitación llena de cables y monitores, se registra el período de sueño del paciente. Mientras descansa en una camilla, una cámara graba todos sus movimientos por ocho horas. Los sensores colocados en su cabeza, tórax y brazos recopilan la información. “Este estudio nos ayuda a establecer distintos patrones electroencefalográficos, respiratorios, circulatorios y cerebrales para prueba de sueño”.
El ronquido excesivo es uno de los síntomas. En el caso de los pacientes roncadores, la actividad respiratoria de entrada y salida de aire por nariz y boca se mide durante toda la noche.
A esto se suma la somnolencia diurna como uno de los indicios de un trastorno del sueño. De ahí se derivan el insomnio, las parasomnias e hipersomnias, el síndrome de piernas inquietas y hasta los trastornos respiratorios como la apnea de sueño, según detalla el doctor Alarcón.
Este último es uno de los más frecuentes. “La apnea es una pausa que hace la persona mientras duerme. Cuando hace esa pausa baja su respiración y al bajar la oxigenación eso repercute negativamente en su salud”, explica la doctora Sonia de Janón.
Hay personas que dejan de respirar 10 veces por hora de sueño. Otras 20 y hasta 30 veces, considerado moderado. Pero el cuadro se convierte en crónico cuando hay interrupción de hasta 100 veces en una hora.
Durante el sueño hay cinco etapas. En la primera y la segunda se produce un sueño ligero. En las tres y cuatro se descansa. En la quinta etapa se produce el sueño. La apnea suele presentarse entre las etapas uno y dos, cuando se queda dormido.
Las causas de esta patología son múltiples, pero se estratifican en dos: la obstructiva y la central. La neuróloga Mirella Rodas explica que la obstrucción de la vía respiratoria puede producirse porque las amígdalas, la lengua o la úvula son muy grandes y bloquean el canal de aire.
Además, en pacientes que consumen determinados fármacos para la relajación muscular, los tejidos ubicados alrededor del canal de paso de aire pueden perder tonicidad y unirse, lo que causa falta de oxígeno.
En el caso de la apnea central, Rodas dice que se relaciona con un problema del sistema nervioso central, específicamente con los centros que regulan la respiración. “Entonces, el cerebro no manda la señal para respirar”.
Uno de los riesgos de la apnea, y de otros trastornos del sueño, es su vinculación con el desarrollo de enfermedades cerebro vasculares, una de las primeras causad de muerte en el mundo. Pablo Castillo, profesor de neurología de la clínica Mayo, en Minnesota (EE.UU.), explica que el riesgo aumenta en personas obesas. El especialista asistió en Guayaquil al congreso ‘Todas las mentes hablan de la mente’.
La falta de sueño también puede incidir en enfermedades degenerativas como ligeros temblores que luego deriven en parkinson. En tanto que ciertas crisis aparecen solo durante el sueño. Una de estas es el síndrome de piernas inquietas, un trastorno que consiste en movimientos esporádicos e involuntarios de las extremidades inferiores.
Como tratamiento, los especialistas recomiendan usar un CPAP en casos de apnea crónica. Este dispositivo (máscara, tubos y ventilador) usa presión aérea para empujar la lengua hacia adelante y abrir la garganta, lo que permite el paso del aire.}
Otros factores
Mientras dura el cuadro de apnea, se produce una bradicardia, porque el corazón late lentamente.
Cuando el paciente despierta por la falta de aire se genera una taquicardia, debido a que el corazón late muy de prisa.
Estos cambios en la frecuencia cardíaca aumentan el riesgo de hipertensión arterial sistémica y pulmonar, un antecedente de las enfermedades cerebro vasculares.
Los casos de apnea de sueño son más frecuentes en los hombres, por cuestiones hormonales..