Hace unos años publicaron los resultados de un estudio realizado mediante computación en el cual simularon los niveles de inteligencia de algunos de los genios de la historia. El primer lugar lo ocupaba, con un cuociente de 180, el gran poeta alemán J.W.von Goethe, seguido muy de cerca por el músico W.A. Mozart y el científico Albert Einstein.
No recuerdo haber visto el nombre del también músico Félix Mendelssohn-Bartholdy en el estudio, ni es mi intención discutir aquí la real valía de dicho trabajo, pero no me queda la menor duda de que debió estar allí, en la cima, junto con los grandes talentos de la historia.
Asombrosamente, una de las distracciones favoritas del antes mencionado Goethe, ya en su madurez, era pasar las tardes departiendo y escuchando las maravillosas improvisaciones musicales del joven Mendelssohn, quien antes de los 14 años ya había compuesto 12 sinfonías para cuerdas y conciertos.
Y ahora que estamos asistiendo a la celebración del bicentenario del nacimiento de este precoz talento, nacido un 3 de febrero de 1809 en el hogar judío del banquero Abraham Mendelssohn, me parece oportuno dedicarle unas líneas a quien se dice tuvo tanto talento como el propio Mozart, siendo además el res-
ponsable de que Europa reconsidere a Bach, cuando presentó la ‘Pasión según San Mateo’ en la sala de conciertos de Leipzig.
La genialidad de Félix le vino de su abuelo, el filósofo Moses Mendelssohn, conocido como el ‘Sócrates alemán’ y uno de los primeros en practicar y enseñar la tolerancia entre los germanos. El padre de Félix, en cambio, fue quien financió los viajes de Humboldt a América.
Si bien el legado de música de Mendelssohn es extenso y variado, su producción declinó en la madurez, aparentemente por su dedicación a otros menesteres, como la fundación del Conservatorio de Leipzig y un par de viajes a Inglaterra, donde tuvo una cordial amistad con la Reina Victoria y su consorte, el Príncipe Alberto. Se cuenta que este último estalló en lágrimas luego de escuchar en el Festival de Birmingham su oratorio ‘Elías’. Otra de las obras que casi todos conocen pero pocos saben que fue compuesta por Mendelssohn es la popular Marcha Nupcial.
También son dignas de mención obras como el Octeto, compuesto a los 16 años y con el cual sentó nuevas bases para la música de cámara y los Lieder sin Palabras, hermosas miniaturas consideradas entre lo mejor de la música romántica para piano.
El talentoso compositor falleció relativamente temprano, a los 38 años, luego de sufrir algunos ataques que se iniciaron como consecuencia del fallecimiento de su idolatrada hermana Fanny, dejándonos sin conocer lo que hubiera sido la obra de su lozanía. ¡Paz en su tumba!
Columnista invitado