Convocados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) y atendiendo las disposiciones de la Constitución vigente, los ecuatorianos acuden hoy a votar por sexta ocasión en dos años, esta vez para escoger cinco parlamentarios andinos y representantes a las 797 juntas parroquiales rurales.
Escoger entre las distintas propuestas a los delegados del Ecuador para el foro regional resultará muy difícil para los electores, ya que muchos de estos se acercarán a sufragar pese a que no ha sido una campaña de ideas y debates y, por lo tanto, es difícil entender cuál es la función que cumplen esos legisladores y qué beneficios trae su gestión al país y a los ciudadanos.
En el caso de los representantes seccionales, cuya votación solo se realizará en las parroquias rurales, cada población elegirá a cinco miembros para que integren la respectiva junta.
En esta elección se seleccionará a 3 985 representantes, pero la decisión ciudadana también será compleja, pues la promoción de las candidaturas ha sido mínima, con el agravante, como mostró ayer este Diario, que las ofertas y promesas han rayado en lo absurdo.
El nuevo sufragio se realiza, además, en un contexto en el que el CNE ha deteriorado su credibilidad por falta de transparencia, agilidad y precisión en el manejo de los comicios del pasado 26 de abril. La Organización de Estados Americanos (OEA), en un informe reciente acerca de esas elecciones, pidió al Consejo que pusiera más cuidado en el manejo de las juntas intermedias, una instancia creada por el CNE y que tuvo un desempeño ineficiente con consecuencias graves en algunas zonas del país.
Hoy, el Consejo está en la obligación de mostrar que puede conducir el proceso sin sobresaltos ni dudas.