Nicolás Febres-Cordero G.
El jueves 18 de junio aparece un artículo de Carlos Vera Rodríguez titulado ‘La moral de Correa’, en el que con la pasión que lo caracteriza y que tantos y tan graves problemas le han producido, realiza una serie de disquisiciones políticas.
Seguramente en el ánimo de reforzar sus tesis, no tiene reparo en mencionar equivocadamente a terceras personas, entre ellas mi padre, Nicolás Febres-Cordero Ribadeneyra, hoy ausente del país, de quien equivocadamente indica que durante el gobierno de mi tío León Febres-Cordero Ribadeneyra, “fue evidenciado al incursionar en temas petroleros”.
La aseveración es absolutamente falsa y seguramente responde no a un deliberado deseo de ofender sino a su actual estado de perturbación. En la deplorable gramática usada por el articulista, no reparó que evidenciar es sinónimo de certeza, claridad, de expresar algo probado, lo cual ni remotamente es el caso que comento.
Mi padre, desde hace muchos años dedicado por completo a la administración de Ecuasal, nunca ha intervenido en negocios petroleros antes, durante o después de que mi tío desempeñara el honroso cargo de Presidente de la República.
Y, como es evidente, tampoco ha sido jamás involucrado por nadie en negocios de esa naturaleza. Es falso que alguien haya tenido la temeridad, como con inaudita ligereza asevera el señor Vera, de haber evidenciado tamaño despropósito.
Ya regresará mi padre y sabrá lo que deba hacer respecto a los desafueros de Vera. Hasta eso, estimo mi obligación de hijo realizar esta rectificación, que tendrán la amabilidad de publicar en homenaje a una irrefutable verdad que ni la pasión ni la ligereza con las que está actuado el señor Vera podrán tergiversar.