SU META. Vivir el presente lo mejor que se puede, sin grandes expectativas
SU RECETA. El servicio, devoción y la meditación.
SU FILOSOFÍA. Dios es uno y se viste de muchas formas.Redacción Guayaquil
De aquella fotógrafa que corría tras cada cobertura en sus inicios en EL COMERCIO, hace 25 años, queda muy poco. Aunque Chantal Fontaine, de 49 años, es una muy activa y maneja su grupo corporativo, cada año hace una pausa para reunirse con su gurú espiritual en la India.
Los viajes a ese país , desde hace 15 años, se han convertido en una “oxigenación” y en una oportunidad para estar “desconectada del mundo”. Hasta ese país asiático Fontaine viaja con dos o tres de sus cinco hijos. Allá se reúne con Sathya Sai Baba, líder indio, cuya filosofía del amor, como camino para llegar a Dios, y la búsqueda de ser mejores humanos, atrae a miles de seguidores en todo mundo.
Desde muy joven, fue una lectora de temas de autorrealización; pero fue a los 30 años cuando decidió tomar clases; luego aprendió Cábala, en cuyas enseñanzas el universo funciona de acuerdo a principios supremos. “Fui ahí donde aprendí cómo funciona el ser humano”.
Eso dice Fontaine, de ojos cafés vivaces, voz firme, hablar rápido, pero que hace énfasis en cada frase, para captar la atención del oyente.
Esa búsqueda de autenticidad también se plasmó en sus fotografías. En los retratos trataba de captar la esencia de cada persona. Y fue un viaje a San Lorenzo, Esmeraldas, lo que marcó su vida e interés por ella y por el resto de seres humanos. Hasta entonces había trabajado en fotoperiodismo, sociales y fotografía artística. Sin embargo, llegó el tiempo de pensar en ella y abrir su estudio fotográfico.
A los 34 años y con un local propio en el norte de Guayaquil, decidió irse a la India, para encontrarse consigo misma. “Fui a buscar algo que no había encontrado acá. Aprender a meditar”, dice Fontaine, que conserva su cabellera larga, lacia y atada solo con una suelta trenza.
“Es una persona muy activa, creativa, pero al mismo tiempo es espiritual y transmite mucha paz”, afirma Ana María Santos, con quien practica yoga.
En la India, Fontaine encontró respuestas a los porqués de su vida. Por ejemplo, no entendía la condena a quienes no creen en Jesucristo. Viajó por dos meses y visitó la Morada de la Paz Suprema, de Sai Baba, en Puttaparthi, en el estado de Andhara Pradesh, sur de la India. “Aprendí que Dios es uno, que se viste de muchas formas. No importa si sigues a Buda, Krishna o Jesús. Lo que sirve es tener valores . Dios es verdad”.
En el primer viaje y durante su encuentro con Sai Baba, le preguntó cómo conectarse con Dios. Lo que hizo el gurú indú fue sacar un pañuelo blanco, taparse el rostro y decirle: “Si tú quieres ver a Dios tienes que sacar como hilos de este pañuelo pensamientos de tú cabeza. Y cuando quites los hilos de tu pañuelos y los pensamientos de tu cabeza. ‘Entonces bajó el pañuelo y continuó’ : vas a poder ver a Dios”, afirma con voz baja y haciendo pausa, como emulando a su gurú espiritual.
Esa experiencia y sus siguientes viajes le han ayudado a comprender que lo más importante es el servicio, la devoción y la meditación. “Es muy sensible a la realidad, le gusta hacer labor social”, dice Shirley Huayamave, su asistente en la escuela de Fotografía.
Fontaine medita todos los días y da clases de yoga gratuitas dos veces a la semana. Trata de asistir los domingos al Hogar de Tránsito Juvenil para compartir con los niños. En lo profesional trata de plasmar en cada foto al ser humano que ha ido descubriendo…