Redacción Esmeraldas
Cecilio Sosa, de 55 años, habitante de San Francisco del Cabo, en el sur Esmeraldas, asegura que el mar nunca había producido tanto daño, como la semana anterior. Según los reportes de la Secretaría de Prevención de Riesgos, de Esmeraldas, los aguajes dejaron seis viviendas destruidas y 39 afectadas.
Los camaroneros
Los inversionistas de las piscinas camaroneras se defienden de las críticas de los ecologistas.
No hay una cuantificación de los costos ambientales por la pérdida de manglar. Tampoco por el deterioro de la calidad de las aguas, por afectación a los suelos, alteración de hábitat, variación de las corrientes, etc.Adicionalmente hay 82 personas damnificadas entre la parroquia San Francisco del Cabo y la punta Las Manchas, del cantón Muisne. Las familias, que tuvieron que abandonar sus viviendas, se encontraban, hasta ayer, en albergues temporales.
Sosa fue uno de los que perdió su vivienda. Triste cuenta que las maderas de la casita de construcción mixta, ubicada a 50 metros de la línea de playa, se fueron en el mar. Para el pescador, los colonos que cortan los árboles y hacen rellenos en los ríos y los esteros están acabando con la naturaleza.
En eso coincide María Augusta Robalino, activista de la Fundación de Defensa Ecológica de Muisne (Fundecol). Considera que “si los manglares no se hubieran talado, los aguajes que azotaron al sur de Esmeraldas, no hubieran causado tanto daño”.
Elena Bastidas, coordinadora de la Secretaría de Gestión de Riesgos, del cantón Muisne, tiene un criterio similar al de la activista y del pescador. Ella asegura que las plantas de mangle, que crecen en los estuarios en donde se mezclan el agua dulce y la salada, forman una especie de barrera natural contra las mareas altas, fuertes vientos, aguajes y marejadas.
Es por eso que considera que la mejor protección para las costas es el manglar. Sin embargo, en el cantón Muisne, por ejemplo, ha ocurrido todo lo contrario.
Robalino comenta que mientras en 1980 había 20 083 hectáreas de mangle, hoy quedan apenas 3 173. Estos datos corresponden al Centro de Levantamientos Integrados de Recursos Naturales por Sensores Remotos (Clirsen), asegura. Para hacer frente a esto, la Fundecol incorporó actividades de reforestación.
Además, recuerda que la destrucción de los manglares coincidió con el florecimiento de la industria camaronera en Esmeraldas. La zona del sur de Muisne, que sufrió mayores daños por los últimos aguajes, precisamente, es donde se instalaron más piscinas para la crianza de la larva. Entre los daños en la puntilla de Las Manchas existen dos casas y tres camaroneras que han sido, prácticamente, absorbidas por el mar.
Fundecol fue creada en 1989 como una respuesta a la depredación de los manglares. Desde esa fecha trabajan en la concienciación de la comunidad para la protección y replantación del mangle, en zonas afectadas.
El 26 de julio último se realizó el sembrío de 1 hectárea en el sector de El Congal, cerca de Las Manchas. Es una tarea que se realiza de forma mensual.
Robalino considera que mediante esta modalidad se han recuperado, por lo menos, 5 hectáreas. Pero a parte de los beneficios como barrera protectora de la costa, este ecosistema asegura alimentos para la comunidad.
En el manglar crecen conchas, cangrejos, camarones y peces. Se estima que cerca de un millón de ecuatorianos se beneficia de los manglares. Esto según los datos de la misma Fundecol.
Miguel Moreira, gerente encargado de Corpecuador, en Esmeraldas, que ejecuta obras de protección en la zona costanera, asegura que las obras ayudarán. Pero dice que lo ideal sería que la comunidad plante mangle.
Sin embargo, mientras se analiza la mejor manera de proteger a las costas, los damnificados de San Francisco, después de seis días de los aguajes, todavía no reciben la ayuda estatal. “Ya no tenemos comida”, aseguró Flor Chila.
Entre tanto, una comisión de la zona ya se movilizó a Esmeraldas. Su objetivo es solicitar el apoyo de las autoridades.