Cristina Arboleda Revista Familia
Un ruido ensordecedor me atormentaba y luces multicolores se filtraban a través de las ventanas, cuando percibí una presencia. A mi derecha, se erigía una silueta gris que estiró su brazo y posó su mano en la parte superior de mi abdomen. Pensé con terror que aquel era un extraterrestre y que me llevaría a su nave.
Tenga en cuenta
El neurólogo subraya que las crisis hipnagógicas no son peligrosas. En el caso de que se den con excesiva frecuencia (más de 10 veces en la noche) habría que prestarles atención.
Si se presentan con otros síntomas, podría tratarse de una patología grave como la narcolepsia, que es poco común.
Estos trastornos del sueño pueden tratarse, ya sea desde la medicina tradicional o desde la medicina homeopática. También los puede tratar la psicología.Quise hablar pero no podía, quise moverme y apenas pude agarrar el brazo del monstruo de mi pesadilla. Era tan vívida la sensación de su piel áspera y la presión que ocasionaba en mi cuerpo me asfixiaba.
De nuevo traté de pedir auxilio, pero estaba paralizada. Por fin desperté y el cuarto volvió a la normalidad. Para mi sorpresa, este fenómeno es más común de lo que imaginaba y hasta tiene un nombre: parálisis del sueño.
Las razones
El neurólogo Diego Tapia Villagómez, especialista en trastornos del sueño, explica que las personas deben completar cinco etapas del sueño y, en las tres últimas, la persona está “paralizada muscularmente, pero debe entenderse como una parálisis entre comillas porque los músculos están totalmente relajados y no tiene nada de patológico”.
Por su parte, el analista y presidente de la Fundación Carl Gustav Jung del Ecuador, Vladimir Serrano, afirma que al dormir la persona primero experimenta “una entrada al sueño que se llama el estado hipnagógico, donde todavía puede sentir percepciones externas.
Luego viene la llamada etapa del sueño profundo, que no tiene imágenes, y después comienza la fase REM (‘rapid eyes movement’ o movimiento ocular rápido), que es cuando estamos en presencia de una imaginación sumamente desarrollada y un papel débil del ego del sueño, es decir, de nuestra voluntad”. Serrano explica que en esta etapa las imágenes del sueño son muy vívidas y “ahí es cuando se podría sentir lo onírico en el cuerpo”.
Asimismo, el analista jungiano recuerda que el origen del término ‘pesadilla’ viene de ‘peso’, porque justamente se refería a la visión de un monstruo sentado sobre el pecho, como representa el pintor Johann Füssli en su obra ‘The Nightmare’ (‘La pesadilla’), y, por lo tanto, el sentimiento es altamente angustioso.
Esta sensación puede “producir paralizaciones en el sueño o bien la persona se despierta paralizada”, afirma Serrano y concluye: “Pensaría que se debe al hecho de que las imágenes causan sentimientos que terminan inmovilizando al cuerpo con la secreción de adrenalina”.
De acuerdo con la Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño, la parálisis del sueño “es una incapacidad para hablar y realizar cualquier movimiento(…), por una pérdida completa del tono muscular. Los episodios suelen suceder al inicio de las fases de sueño REM o en la transición sueño-vigilia. (…) El sujeto puede experimentar intensa sensación de ansiedad, y tener alucinaciones”.
Quizás no es un demonio
“Veía el cuarto a oscuras y a mi lado estaba un demonio. No podía moverme pero, haciendo mucho esfuerzo, pude lanzar un trompón y la imagen se desvaneció”, cuenta Sebastián Sacoto.
Las pesadillas son consideradas también un trastorno del sueño y están en las parasomnias. Como lo explica el neurólogo Diego Tapia, es posible que no vengan solas sino que se presente una crisis hipnagógica, es decir, la parálisis del sueño, como le sucedió a Sebastián.