Fabián Alarcón V. Quito
Usted empezó un proceso con Dusan Draskovic y después la era colombiana con Francisco Maturana, Hernán Gómez y Luis Suárez. ¿Cuánto cambió el fútbol ecuatoriano desde 1993?
HOJA DE VIDA
Iván Hurtado
Datos personales. Nació en Esmeraldas el 16 de agosto de 1974. Se desempeña como defensa.
Trayectoria. Pasó por clubes de México, Qatar, Arabia Saudita, España y Colombia. Hoy defiende al Deportivo Quito.
Con la Tricolor. Cuenta con dos mundiales: 2002 y 2006 y es el capitán.
El jugador profesional es más cuidadoso con su carrera. Piensa a futuro. El futbolista ecuatoriano está en capacidad de afrontar lo complicado de dejar atrás una familia y se siente seguro para afrontar un reto en cualquier club del mundo, adaptarse incluso en situaciones adversas. Hace 20 años no había esa mentalidad.
Bajo esa perspectiva, Dusan Draskovic sí influyó en el país.
Sin lugar a dudas. Muchos jugadores debemos agradecerle porque hoy somos grandes profesionales. Particularmente vivo agradecido con él. Draskovic tuvo la visión de encontrar lo bueno del jugador joven, de resaltar sus cualidades. En su época la mayoría de los técnicos solo se fijaban en los de experiencia. Y quien implementó esa idea de creer en el joven fue él… y gracias a Dios, yo fui uno de los ejemplos.
¿Se considera un ejemplo para los jugadores nacionales?
Desde pequeño pude formarme como jugador. Tuve la suerte de pertenecer a una selección selecta. No todos pueden estar en el combinado. Y desde 1993 me he mantenido dentro de los 23. Realmente se debe ser bueno para estar dentro de una lista tan importante. Tuve la suerte de jugar al lado de referentes como Luis Capurro, Jimmy Montanero, Carlos Muñoz (+), Hólger Quiñónez, Eduardo Hurtado, Carlos Morales, Álex Aguinaga…
Todo el mundo merece respeto. Si yo no respeto a los demás, no puedo exigir lo mismo. El fútbol es una profesión sacrificada porque uno se priva de cosas.¿Quiénes los marcaron?
Además de Draskovic, el preparador físico Duffer Altman, el profesor Carlos Cuvi. En categorías menores, quien me permitió jugar por primera vez con la Selección fue Enrique ‘Bolita’ Aguirre, cuando tenía 12 años.
Muchos jugadores no llegan a ser profesionales en su totalidad. ¿Es tan difícil serlo?
Con mi ejemplo, siempre he sido constante y batallador. Me he preparado para ser el mejor, con un buen entrenamiento, incluso en los días de descanso. Todo eso me ayudó para acumular experiencia, ganarme el respeto y reconocimiento de la gente. El profesionalismo incluye ser cuidadoso, vivir para jugar y evitar trasnochar.
¿Para los futbolistas, qué sacrificio implica jugar afuera?
Dejas a tu familia, a tus seres queridos, cumpleaños de padres y hermanos. Yo viví eso. Cuando mi abuela materna murió, estaba jugando en México. Luego, en la Copa América de 1995 (Uruguay) perdí a mi abuela paterna. Me enteré al arribar al país y la alcancé una cuadra antes de llegar al cementerio de Esmeraldas. La pérdida de mi madre la viví de lejos. Por suerte pude verla aún con sus ojos abiertos y pude despedirme de ella. Yo jugaba en el Atlético Medellín, de Colombia. Es decir, eso no lo vive cualquiera, un futbolista sí, por eso de viajar de un sitio a otro.
¿Ustedes que están en esta profesión, cómo deben de sobreponerse a esas circunstancias?
En mi caso, estos hechos me dieron fuerza, porque lo que hace un futbolista no es en vano. A mi familia le he dado muchas satisfacciones también. Luego de la pérdida de mi madre, volví a Colombia y conseguí mi segundo título con el Atlético de Medellín. El nacimiento de mi hijo lo viví por teléfono. En ese tiempo jugaba en el Murcia español. Pero luego lo conocí por foto a los tres meses y físicamente a los cinco meses. Hoy él sabe que juego por él.
¿El que un jugador rote en los clubes del extranjero es un sinónimo de experiencia?
Más allá de rotar por diferentes clubes del mundo, lo que importa es que el jugador sea un profesional. Siempre hay la oportunidad de cambiar. Lo que importa es que el ecuatoriano demuestre de lo que es capaz para que sea tomado en cuenta por los clubes.
¿Recuerda cuando lo criticaban al inicio de su carrera? Le decían sobrado e inseguro…
Muchos cuestionaron mi forma de jugar. Decían que no tomaba nada en serio, porque siempre fui técnico para salir desde el fondo. Ahora, con la experiencia todo es distinto.
El ‘Bolillo’ Gómez dijo que el primer Mundial era para aprender. El segundo fue para competir. Si se llega para el tercero, ¿cuál será el objetivo?
Claro que fue así. Fuimos a Corea y Japón con ilusión. Ganamos un primer partido ante el tercer mejor equipo (Croacia) de Francia ‘98. En Alemania ya sabíamos cómo era jugar un partido. Los disfrutamos más. Ahora, todos quienes estamos en la Selección nos quedamos con ese gusto y queremos llegar más lejos en Sudáfrica.
Usted es un líder. ¿Cómo maneja el grupo de la Selección?
La experiencia no garantiza nada. Todo el mundo merece respeto. Nadie puede opacar a nadie. Si yo no respeto a los demás, no puedo exigir lo mismo. Soy frontal, involucro al grupo a lo que todos queremos. El ser el de mayor experiencia con un récord sudamericano (ndlr: con 160 partidos) me permite tener voz en la Selección, pero con el apoyo de los técnicos y compañeros.
¿El aporte de la línea colombiana contribuyó a que Ecuador tenga una identidad futbolística?
Sin duda. Hemos tenido buenas eliminatorias con los tres entrenadores, porque los tres son de la misma escuela. Dejaron una huella. Y hoy se mantiene con el técnico local Sixto Vizuete, quien es un DT con su identidad, muy estudioso y que da confianza.