El Foro Económico Mundial hizo público en los últimos días el Índice de Competitividad Global 2009-2010 y la Clasificación de las Comparaciones 2008-2009, que registran algunas novedades en la ubicación de cada uno de los países medidos. Si bien esto involucra a cada nación, la responsabilidad recae en los sectores público y privado, pero fundamentalmente en la generación de políticas de confianza y seguridades desde el Estado.
El índice se basa en 12 criterios sobre la capacidad de competencia que trazan un panorama integral sobre los países de todos los niveles de desarrollo. Para ello investigaron la infraestructura, sanidad y salud, educación, formación, grado de desarrollo y mercados financieros y tecnológicos de 133 países. El incremento paulatino de los países medidos y el crecimiento de las variables usadas podrían distorsionar la ubicación de cada uno de los países. Sin embargo, no puede dejarse de reconocer la importancia de los avances o retrasos de cada uno de ellos.
Es obvio que aquellos que han mejorado sus niveles de competitividad destacan con pragmatismo sus políticas desarrolladas para llegar a estas posiciones, en tanto que -especialmente en los países en vías de desarrollo- se deslegitima o se critica con cualquier argumento desde una visión político ideológica. Eso sucede en América Latina, en donde se advierte que gran parte de países se halla ubicado entre los últimos.
Suiza acaba de desplazar del primer puesto nada menosquea EE.UU., que está en segundo lugar por su crisis financiera y económica. Singapur ya está tercero. Otro pequeño país, que impulsara prioritariamente el mejoramiento de la calidad de la educación, parte primordial del cambio; que cuenta con el puerto de mayor tráfico de contenedores en el mundo (29 millones, el último año), que ha desarrollado el conocimiento y la tecnología pese a las serias limitaciones naturales que tiene por tener que importar casi todo.
El Ecuador está en el puesto 105 y curiosamente sus aliados ideológicos están más abajo. Venezuela 113 y Bolivia 120, lo que contrasta con Chile, que es el mejor ubicado en la región (puesto 30).Más allá de los justificativos de siempre a problemas no solo de ahora sino que se arrastran del pasado y las críticas a estos trabajos habría que preocuparse de la seguridad y confianza que debe ofrecerse en lo institucional y lo personal.
La queja recurrente es la inseguridad jurídica y ciudadana, los permanentes cambios de las reglas, e incluso la falta de certeza en materia tributaria porque ya está en marcha la nueva reforma. La transición tendrá que terminar en algún momento y generarse confianza en todos los campos, sin la cual no iremos a ninguna parte, pero mientras tanto la ubicación en competitividad seguirá siendo pobre.