Redacción Espectáculo
La Cinemateca Nacional propone cintas que alimentan el bagaje cinematográfico del espectador quiteño. Ya lo hizo antes con los filmes brasileños y suizos. Ahora, en la sala Alfredo Pareja Diezcanseco, de la CCE, se proyectan desde la semana pasada títulos chinos, todos ellos producidos entre 2004 y 2007.
Cine de China: Tiempo de amar recoge 10 películas, siete ficciones y tres documentales, que abordan el tema del amor desde varias facetas. La muestra incluye: ‘Marzo floreciente’, de Ceng Xiaoxin; ‘Metro línea 3’, dirigido por She Yan; ‘Que vuelva el amor’, de Chen Jun; ‘Copla del amor de Yun y Shui’, realizada por Yin Li; ‘Las mujeres de Jazmín’, de Hou Yong; ‘La luna brillante’, de Pu Cunxi; y ‘Carta de una mujer desconocida’, dirigida por la actriz Xu Jinglei.
Esta última cinta es una reinterpretación del filme estadounidense de 1948, de Max Ophuls. Un aspecto que Rita Rojas, curadora de la Cinemateca, destaca. Para ella, todos los títulos que componen la muestra “cuentan que su sociedad se esta occidentalizando, sin perder identidad, costumbres y tradiciones”.
A los títulos de ficción ya mencionados se suman tres documentales: ‘Mi papá y mi mamá’, ‘El buda viviendo en la montaña’ y ‘La carrera de danza de una chica sorda’. En estos trabajos, las historias abordan diferentes manifestaciones del amor. El primero, desde un hijo que recuerda a sus padres. El segundo presenta a un monje que confraterniza con sus colegas y vecinos. Finalmente, el tercero narra los sueños de una chica, que sin audición se mueve al ritmo de las danzas chinas.
Así, otro aspecto que tienen en común los filmes es la sutileza para narrar historias reales y hurgar en la intimidad del ser humano, permitiendo que estos trabajos audiovisuales universalicen los conflictos. “Nuevos cineastas nos muestran las similitudes entre los hemisferios. Ya no tratan solo las artes marciales”, dice Rojas.
A ello, se adiciona la calidad técnica de las producciones, presente con la iluminación justa, los reiterados planos medios, el movimiento pasivo de la cámara…
Para Huang Kangyi, agregado cultural de la Embajada de la República Popular China, lo que caracteriza al cine contemporáneo de su país es la apertura en cuanto a procesos de filmación y temáticas. Así, recuerda que en los años sesenta se hablaba sobre revolución, en los setenta y ochenta, de la reforma económica y política, en los noventa de la apertura al libre mercado. Ahora esta muestra “ lo que los chinos sienten y piensan sobre la vida propia, antes no se hablaba sobre amor, excepto del amor revolucionario”.