El comerciante de zanahorias Manuel Masabanda sabe que el agua que corre por el río Pachanlica está contaminada con heces fecales. Sin embargo, semanalmente lava 50 sacos de esta verdura con el líquido ocre pestilente. Con sigilo ingresa al río y construye un dique con una docena de piedras. Luego, vacía uno a uno los costales llenos de zanahoria.
Cuenta que el producto se vende en el cantón Quero. 2 000 quintales de zanahoria se lavan cada semana. El proceso dura dos horas, luego el producto se entrega en el Mercado Mayorista de Ambato. El río Pachanlica abastece al canal de riego que tiene el mismo nombre.
Se encuentra en el sector Playas de Cevallos, a 3 km de Pelileo, irriga 600 hectáreas de cultivos de maíz, verduras, papas y pastos para la ganadería.
César Freire, jefe del Departamento de Gestión Ambiental del Municipio de Pelileo, explica que en el río se descargan las aguas residuales de los cantones Mocha, Quero y Cevallos y los desechos de cuatro curtiembres en la parroquia Totoras.
El técnico dice que un estudio concluye que el agua no es apta para el riego. El funcionario está preocupado porque la industria del cuero es la que más altos grados de contaminación causa en el afluente. Estas empresas vierten al río compuestos inorgánicos como sosa cáustica, sulfato cúprico, ácido sulfúrico, fosfatos.
Además, metales pesados como el cromo, que es nocivo para la salud. Iván Raza, administrador del sistema, cuenta que 500 familias de las parroquias de Salasaca, Chiquicha y Benítez utilizan los 150 litros por segundo que corren por la acequia. El canal de 22 kilómetros fue construido hace más de 15 años.
Cerca de Playas de Cevallos se encuentra Chilcapamba. En este pueblo de la parroquia Salasaca, en Pelileo, los verdes sembríos se observan desde la carretera. Las plantaciones pertenecen a 200 familias. “Antes no había agua. Solo cosechábamos maíz, una vez al año, pero desde que llegó el agua con el canal de riego tenemos productos para vender y consumir”, dice el agricultor Rodolfo Pilla.
Él siembra maíz, papas y pasto para el ganado. “Cuidando obtenemos una buenas papas. Estas las vendemos en la feria de los sábados en Pelileo”.
Otra de las agricultoras es María Masaquiza. Con el apoyo de un azadón la mujer riega una media cuadra de maíz que sembró el mes pasado. “La producción es buena, gracias al agua que llega del Pachanlica”.
En Totoras, cuatro curtiembres depositan sus aguas en el río Pachanlica. Los propietarios dicen que 30 000 litros de agua se utilizan en el proceso de curtido.
Berta Tibán, gerenta de Curtiduría Totoras, asegura que cada semana se utilizan 5 000 litros de agua para procesar 200 cueros de res. En esta actividad utiliza cal, cromo y otros químicos que suavizan las pieles. El líquido, después de todo el proceso, ingresa por pequeños canales.
“En los canales se quedan todos los desechos sólidos. Lo demás se arroja al río. No podemos comprar una planta para el tratamiento, cuesta USD 60 000. No tenemos esa cantidad de dinero. En esta situación están otros dueños de curtiembres”. En el momento, el Municipio, con apoyo del Consejo Provincial, elabora otro estudio para determinar el nivel de contaminación del río Pachanlica.