¿Dar un beso es poner cuernos? Silencio general y arriba de nuestras cabezas un humito de tanto pensar.
Siete mujeres en una alberca, retomando una amistad de más de 20 años. No hablaré de las edades de las involucradas, sin embargo, ya estamos entrando al desafío de la naturaleza, es decir, la gravedad y la edad.
La infidelidad fue un tema recurrente. Cada que alguien lo mencionaba se volvían las miradas para opinar sobre este asunto que tanto escozor provoca en los seres humanos. Era como estar en un focus group. ¿Dar un beso es poner cuernos? Unas dicen que sí, otras que no, otras que depende…
Yo estoy cada día más convencida que son temas en los que más tarda una en juzgar que ya está metida en líos. Creo que nadie puede criticar las conductas sexuales de los demás, sin embargo nada como el sexo para afectar a uno mismo y a los demás.
Si de darle al cuerpo lo que pida se tratara, las cosas quizá no serían tan fatales, sin embargo, 90% de las veces en que alguien busca algo sexual fuera de su relación, se trata de satisfacer otras áreas de nuestra vida que nada tienen que ver con el cuerpo. Eso hace que eventualmente, ese mismo “sexo” que buscábamos nos genere buenas dosis de culpa y vergüenza.
Cualquier cosa que nos falte en la relación, no es obligación de nuestra pareja dárnosla. Tenemos nosotros mismos que buscarla dentro de nuestro ser, hacernos responsables de lo que queremos y no achacarle la obligación a los demás ni depender de que lo haga.
Aunque siempre nos vendemos la idea de que era sexo y nada más, la verdad es que buscamos que nos satisfagan el orgullo, la autoestima o la seguridad emocional, entre otras cosas, claro está. No se trata de pintar el cuerno o no, habrá gente que vaya y pague por sexo sin involucrarse emocionalmente; sin embargo pocas veces es así. Empieza por un mensaje, un mail, una llamada, y poco a poco vamos perdiendo el límite porque esa persona en cuestión, nos revive un sentimiento o emoción que llevamos tiempo de no sentir con quien tenemos en la casa. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Al final algunas coincidimos con que la infidelidad no está bien ni mal, nadie puede juzgar hasta no estar en los zapatos de los involucrados, pero sí podemos decir que es un acto egoísta.
Se piensa que mientras el otro no se entere, no hay problema, pero ¿qué hay con el costo emocional para quien está siendo infiel?
Quizá nos alivia pensar que no lo estamos afectando, pero sí se afecta al que lo está ejecutando. Mi opinión es que si hay cosas que no jalan en la relación, es mejor hablarlo, solucionarlo o terminarlo.
El Universal, México, GDA