Los legisladores del oficialismo parecen tener mucho apuro en pasar lo más pronto la propuesta definitiva sobre la Ley de Comunicación a fin de que la trate el Pleno de la Asamblea.
Por la manera en que ha hecho su trabajo la comisión, con mayoría gubernamental, es previsible que el proyecto que reciba el beneplácito de los asambleístas y del Presidente de la República sea similar, en su esencia, al que originalmente presentó el legislador Rolando Panchana.
Casualmente, Panchana, un asambleísta de plena confianza del Ejecutivo, en los últimos días ha recuperado protagonismo influyendo decisivamente para lograr mayoría de votos en temas delicados y polémicos como es el de la responsabilidad ulterior, una herramienta legal que, usada políticamente, puede convertirse en un arma para intimidar o silenciar medios y periodistas.
En el escenario más probable, el proyecto que está aprobándose a toda prisa sería el definitivo y, al igual que el tratamiento de otras leyes relevantes, no se tomen en cuenta las propuestas de los distintos sectores no gubernamentales que posiblemente resulten afectados.
Pero sería un error histórico que esta semana, urgidos por el plazo que vence el sábado 21, los comisionados aprueben la totalidad del proyecto que tendrá 111 artículos y del cual hasta el viernes último habían tratado apenas 20.
Si eso ocurre, significará que no hubo responsabilidad cívica de los encargados de formular la propuesta final, pues en temas de tanta trascendencia para los ciudadanos no se puede tomar decisiones basadas en maquinaciones revanchistas contra sectores que el Gobierno considera “sus enemigos”. Es de esperar, no obstante, que los asambleístas cumplan su deber y tomen decisiones por el bien común.