Paola Gavilanes
Con una radio en una mano y en la otra una matraca para alentar a Aucas en su duelo ante Atlético Audaz, llegaron ayer los hinchas al estadio de Chillogallo, al sur de Quito.
Los seguidores del club oriental no disfrutaron al 100% los goles que marcaron Luis Carlos Espínola (2’ y 36’), Rolando Jácome (14’) y Mauricio Vélez (21’). Su atención estaba centrada en lo que ocurría en el duelo entre Grecia vs. Rocafuerte, en Manabí.
Fueron escasos los momentos en los que los hinchas se levantaron de sus asientos para gritar frases de apoyo a los jugadores. Ellos preferían seguir al balón con la mirada, sin decir absolutamente nada, para escuchar con claridad el minuto a minuto del otro encuentro que se transmitía por las distintas emisoras radiales.
En los graderíos del estadio de Chillogallo, los hinchas vivieron momentos de mucha tensión, sobre todo en el primer tiempo, en donde Aucas hizo respetar su condición de local al máximo, y en donde parecía que el milagro de seguir en la Serie B iba a darse.
Durante los primeros 45 minutos de juego, ‘El Papá’ Aucas, como se conoce al equipo, exhibió un excelente nivel de juego. A eso se sumó la garra, muy propia en la edición 2009, de la oncena conformada por Omar Estrada; Johnny Pérez, Juan Romero, Eddy Guevara, Carlos Bayas; Rolando Jácome; Oswaldo Lastra, Jonathan Conrado, Mauricio Vélez; David Matheus y Luis Espínola.
En la primera etapa del encuentro, los jugadores se apoderaron del esférico, impidiendo que los machaleños pongan en apuros al meta oriental Omar Estrada.
Así, el esquema 4-4-2 elegido por el técnico Carlos Morales resultó ser el más apropiado para ese duelo, puesto que Aucas necesitó de solo 36 minutos para derrotar 4-0 a Atlético Audaz.
La primera etapa del encuentro decisivo no tuvo a ningún jugador destacado. Los 11 futbolistas se llevaron los aplausos de los cerca de 9 000 aficionados, pese a la descenso a la Segunda categoría.
En la etapa complementaria, la dinámica del encuentro cambió. Aucas bajó su nivel de juego, mientras que Atlético Audaz lució más peligroso en la cancha.
Allí, los reflejos de Estrada impidieron, en dos ocasiones, que el delantero Tafur infle sus redes.
Para ese momento, los jugadores auquistas ya se habían enterado del empate del Rocafuerte. Por ello, bajaron el ritmo. Así lo aseguró el técnico Morales, después del silbato final del árbitro.
En la segunda etapa del partido, los nervios de los hinchas se incrementaron. Ya ninguno de los aficionados observaba el encuentro, solo escuchaban la radio esperando una derrota de Rocafuerte.
La frustración fue más grande cuando se enteraron de la victoria del club cementero. Cinco minutos antes de que finalizara el encuentro, los hinchas apagaron sus radios y empezaron a abrazarse unos con otros. Las lágrimas y las voces de protesta fue lo último que se escuchó en el estadio.