Teresa Aldaz, jardinera de la hacienda Cashapamba de Sangolquí, no sabe porqué se llama ‘costilla de Adán’ a esa planta siempre verde y que tiene unas hojas grandes, verde oscuras, brillantes y con bordes profundamente divididos. “Será porque cada hoja tiene un parecido con una costilla”.
Esta planta mide hasta tres metros y crece bien en los jardines cuando existe la temperatura adecuada. Se debe cuidar de no saturar la planta con agua, pero el riego debe ser frecuente, explica Aldaz. Al igual que otras plantas de interior, la escasez de luz puede provocar un aspecto pálido y débil.