El maestro y la juventud
El maestro no solamente tiene que dar los instrumentos de la ciencia y del saber, más que todo debe dar su corazón, su amor y sobre todo su ejemplo para que el joven estudiante se mire en su maestro, para que el maestro pueda dirigir la vida del estudiante que está formando.
Para ello no necesita ser un PhD. Un sabio, un erudito, no podrá ser verdadero maestro si no es capaz de sembrar en el alma de los estudiantes, el honor, la dignidad y la integridad espiritual, principios estos que son lo único que enaltece; las dignidades, los nombramientos, los honores no valen cuando no se posee el único tesoro que importa: ser leal a ciertos principios como el honor, la libertad, la dignidad humana y la lealtad. Toda simiente de bondad da el ciento por uno; y por eso es alta y excelsa. Por su parte, la juventud debe mantener la lucha por esos principios, hay que pensar que vale ser ecuatoriano, pero de un país libre y democrático y que vale la pena ser hombre o mujer, si es que ese hombre o mujer conservan su honor y su personalidad.
Con los jóvenes ecuatorianos tiene que hacerse la verdadera transformación del país. Ellos son la única esperanza de la Patria que fue cuna de rebeldes, creadores y libres. La juventud debe elevar siempre por delante esa bandera y esa antorcha, marchando y señalando el cambio al pueblo ecuatoriano. El alma de los jóvenes debe erguirse más fuerte, más altiva, más luminosa luego de los episodios sombríos que hemos vivido.
La juventud representa a la Patria y no puede traicionarle. Una juventud sumisa, una juventud obediente y no deliberante, no es juventud.
Jorge Enríquez Páez
El día del Maestro Ecuatoriano
Estamos por celebrar y recordar el próximo 13 de abril el Día del Maestro Ecuatoriano, un gran acontecimiento nacional, porque se resalta la figura altruista, sacrificada y perdurable de quienes se dedican a esa noble labor de servir a ese conglomerado tan valioso de niños en el pre-jardín, jardín, escuela y jóvenes y adultos en los colegios y universidades.
Labor encomiable de todo este grupo multidisciplinario que día a día con mucha mística se dedica a impartir sus clases, sean presenciales o virtuales, con el gran propósito de transmitir sus conocimientos y lograr que sus receptores se nutran de esas sabias enseñanzas que perduran para toda la vida y que completan muy eficientemente la educación impartida por sus padres, especialmente en lo que tiene que ver con los valores y los sanos principios de honradez, disciplina y honorabilidad, tan carentes en nuestra sociedad actual.
Cómo no recordar a esos sabios maestros que nos impartieron sus conocimientos a través de la cátedra en sus distintas especialidades, como aquellas eminencias en el glorioso Colegio Mejía, trátese de Miguel Ángel Cevallos en Literatura, Fidel Jaramillo en Historia, Arturo Zambrano en Biología, Germán Barragán en Física, Germán Cifuentes en Anatomía, Rafael Almeida en Historia y en la gloriosa Universidad Central del Ecuador, los casos de Alfredo Pérez Guerrero, Manuel Agustín Aguirre, Julio Enrique Paredes por citar unos pocos maestros que me vienen a la memoria.
Este día fue instituido en nuestro país el año 1920 por el Presidente Alfredo Baquerizo Moreno, en honor al natalicio del escritor Juan Montalvo, nombre insigne de la cultura ecuatoriana, que nació el 13 de abril de 1832. Posteriormente, se incluyó a otros dos excelsos representantes de nuestra cultura, Monseñor Federico González Suárez, eminente historiador y educador, y Luis Felipe Borja, destacadísimo abogado y educador.
Se dice que: ‘’El trabajo dignifica a los pueblos, la educación libera a los hombres, el trabajo y la educación hacen la grandeza de los pueblos libres”.
Felicitaciones inmensas a todos nuestros nobles y esforzados educadores ecuatorianos, quienes con su perseverancia y dedicación permiten que nuestra sociedad siga nutriéndose de valores morales y conocimientos valederos para seguir construyendo lo que todos anhelamos, una sociedad libre, democrática y con muchos deseos de salir adelante, a pesar de las dificultades y tropiezos de todo lo complicado que se presenta en el momento actual, respecto a nuestra política y a todos los problemas de inseguridad, juicios por narcotráfico, lavado de dinero, tráfico de influencias y muchos otros aspectos que realmente conmocionan y alteran la tranquilidad y la paz, de un pueblo que está ávido de gozar de mejores días.
Hernán Patricio Orcés