Brasilia. AFP
El presidente brasileño, Luiz Lula da Silva, envió ayer al Parlamento un proyecto de ley que pretende convertir en “delito horrendo” -sin posibilidad de flexibilización de la pena- la corrupción pública, que infecta las instancias del poder del país.
Horas antes del anuncio de Lula, una manifestación de miles de personas contra la corrupción terminó en choques con la Policía, que lanzó gases lacrimógenos, frente al gobierno regional del Distrito Federal de Brasilia (foto).
El más reciente escándalo de corrupción en Brasil involucra al gobernador de Brasilia, José Roberto Arruda. Este es acusado de dirigir una red de sobornos, con el dinero que recibía de empresas.
La legislación sobre delitos horrendos o bárbaros en Brasil, como el secuestro, impide cualquier flexibilización de la pena y eso pretendería Lula con su proyecto: “Hoy la gente percibe que el que roba un pan va preso y quien roba mil millones no”.
Hoy el 40% de las acciones judiciales contra autoridades brasileñas prescribe o cae en el limbo legal en el Superior Tribunal de Justicia (STJ), según la Asociación de Magistrados.