Redacción Sociedad
El artículo 20 de la propuesta de nuevo estatuto de la Universidad Central tiene dos párrafos. Pero su onda expansiva se parece a la que deja la explosión de una bomba.
Ayer aún eran evidentes los destrozos causados el martes en la sala de Consejo Universitario y el área administrativa.
Una presa del MPD
El rector Édgar Samaniego indicó que la semana pasada se reunió con profesores de los colegios Odilo Aguilar y Manuel M. Sánchez, les contó que el cambio no les afectaría. Quedaron en paz.
Al Rector le preocupa que los dirigentes de la FEUE y del MPD lleguen a los planteles y los alumnos sean convencidos para salir a manifestaciones, etc. Contó que durante el último paro de la UNE, a los profesores de estos colegios y de la Facultad de Filosofía se les descontó USD 20, como apoyo al gremio del magisterio.
Ese día, miembros de la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE) y alumnos del Colegio Odilo Aguilar irrumpieron abruptamente en la sesión en la que se analizaba el mencionado artículo. Este se refiere a los órganos y dependencias del Rectorado, sobre los cuales puede ejercer o delegar la administración.
En una lista constan los 10 organismos anexos, colegios experimentales y unidades de servicio comunitario.
La polémica ocurre por el futuro de los planteles Manuel María Sánchez y Odilo Aguilar, con 60 y 40 años de funcionamiento.
Tras los incidentes del martes, han desaparecido los expedientes de los sumarios administrativos levantados contra Marcelo Rivera, presidente de la FEUE. También se sustrajeron la chequera y las tarjetas de crédito del Vicerrector Administrativo, etc.
Jorge Arroba, vicerrector académico, cree que los desmanes protagonizados por estudiantes del Odilo Aguilar y universitarios solo confirman que “la reforma al estatuto debe hacerse ya”.
El 20 es uno de 208 artículos y seis disposiciones transitorias, que contiene la propuesta de reforma al estatuto vigente desde 2003. A través de esta se busca que estos planteles dependan del Rectorado, “para optimizar los recursos administrativos, ahora están a cargo de la Facultad de Filosofía, donde se les enseña a realizar marchas, atacar… No concebimos que ellos lancen piedras a su universidad”, lamenta Arroba.
La rectora del Odilo Aguilar, Carmen Ponce, confirmó que hay 58 maestros y 1 480 estudiantes de primero de básica a tercero de bachillerato.
El nombramiento de los profesores está en manos de Filosofía, que convoca a concurso de merecimientos. El sueldo es costeado con el presupuesto general de la universidad. Los costos de mantenimiento se financian con un porcentaje de los aranceles cobrados a los universitarios. En 2008 recibieron USD 50 000.
Ponce, afiliada al MPD, señaló que los profesores tienen el cargo de supervisores de práctica docente. Este año trabajan con 500 practicantes de terceros y cuartos años de Filosofía, hacen cinco horas de práctica semanales.
Pero Arroba dijo que no hay un informe de labores. “Varios profesores son del MPD y no llegan a dar clases, se forma a los colegiales para ser parte del Grupo de Combatientes Populares. Ni el Rector no puede entrar al Odilo”.
Punto de vista
Gustavo Vega, Pres. Conesup
‘La agresión al Rector es inédita en la universidad’
He convocado a una reunión del Consejo Consultivo Ampliado de Rectores para mañana (hoy). Es un tema grave, inédito y debe ser considerado por la academia en forma seria, pero altiva para condenar la violencia de cualquier fuente que proceda. Es inédito porque antes no se ha dado una agresión de la magnitud que sufrió el rector ÉdgarSamaniego.
Hubo antecedentes con lo ocurrido con León Roldós Aguilera, quien sufrió casi un linchamiento según sus palabras, años atrás. Sin llegar a las proporciones de lo sucedido en la U. Central. Un ataque también lo vivió el entonces rector, José Moncada.
Mañana (hoy) voy a proponer que se condene de modo general la violencia, también que se haga una investigación exhaustiva. Y a formar un comité de vigilancia del proceso de reconciliación que debe tener la Universidad Central, que ahora vive un verdadero clima de intolerancia.
Si el presidente de la FEUE nacional, Marcelo Rivera, está implicado en este acto, no debería ser parte de la comisión de diálogo sobre la reforma a la Ley de Educación Superior.