Redacción Quito
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Banderas, flores, cadenas, cintas y globos azules y rojos empiezan a llenar de color los balcones de las casas del Centro Histórico.
Los costos
Para realizar una cadena de papel crepé, usted puede comprar un rollo rojo y uno azul por USD 0,70.
Arme la cadena intercalando los colores. La cadena debe medir 1 metro más que su balcón para que quede colgante.
Las campanas de papel cometa cuestan entre USD 1,25 y 1,50, dependiendo de su tamaño. Los precios son iguales en las frutas y otras formas.
También se pueden decorar con globos y arreglos florales. Los globos cuestan USD 0,10 y cada rosa o clavel USD 0,30.
Los moños de cinta plástica son muy utilizados. Cada rollo de este material tiene un costo de USD 1,50.
En la mayoría de negocios de este sector de la urbe se pueden encontrar artículos de todo tipo. Los costos son variados y todo dependerá de cómo se quiera homenajear a la ciudad.
Para Pedro Guamán, propietario de Estatus Floristería, lo que le da vida al balcón quiteño es la creatividad y originalidad de la persona. En un arreglo floral se pueden emplear claveles, rosas y hasta una flor azul pequeña llamada Delfinium.
En una ventana o balcón de 2 metros -explica- se puede crear un diseño con cinta plástica roja o azul y dos ramos de claveles. Con la cinta se hacen unos grandes moños (al menos cuatro) y con los claveles se forman pequeños ramos intercalando los colores. También aquí se pueden añadir arcos, campanas y cadenas hechas con papel cometa.
Pero Laura Falcón, dueña de una papelería en las calles Tamayo y Roca, dice que incluso las cadenas de papel crepé, hechas a mano, son muy bonitas. Para elaborarlas basta un rollo de este material en rojo y azul. Se cortan bloques de 4 ó 5 centímetros, con el papel doblado y se los une con goma o con grapas.
Sebastián Calero ya hizo su balcón en las calles Sucre y Benalcázar. Para él, esta es la mejor forma de embellecer a Quito y celebrar sus fiestas. Colocó cadenas, campanas y rosas en las esquinas de las barras metálicas.
Su esposa Alicia lo ayudó en la elaboración del balcón. Ella cuenta que el jueves pasado se quedaron hasta cerca de la medianoche confeccionándolo. “Queríamos que esté listo para el viernes. Ese día fue el pregón en la plaza de San Francisco y las personas pudieron admirarlo”.
Así como en la vivienda de Calero, los balcones de las calles García Moreno, Venezuela y Benalcázar tienen detalles originales en sus diseños.
En esta última arteria, por ejemplo, a más de cadenas y campanas, un balcón tiene una piñata de ‘Don Evaristo’, colgada de la ventana y sosteniendo una sombrilla blanca.
En los costados, en medio de las rosas, se ve el trinche del diablo de la leyenda de Cantuña.
Pero, para Viviana Suárez, embellecer a la ciudad significa mucho más que solo realizar un balcón, decorar su vivienda o un negocio. Ella considera que los quiteños deben tratar de cuidar más la ciudad. No botar basura en las calles y ser más amables.
Esta moradora de San Juan opina que esos detalle mejorarían la imagen de la urbe y además atraerían al turismo. “Si cuidamos las calles y tenemos buen trato los turistas se van a enamorar más de nuestra ciudad”.
Ella se siente orgullosa del paisaje que ofrecen las verdosas montañas y dice que las personas podrían añadir esos detalles que la harían más llamativa.
Andrés Saona, director creativo de Creatósfera, empresa que elaboró los carros alegóricos en el desfile de La Confraternidad, dice que el balcón es una puerta abierta a la imaginación.
Para él, la creatividad es la principal cualidad que debe tener este espacio.
Allí -señala- se tiene que mostrar transparencia, con la que se puedan identificar los quiteños y mostrar una sonrisa. “Más que los globos, las cadenas y los arcos ese es el detalle que estos sitios deben proyectar a la gente. Con estas decoraciones, la gente se contagia de alegría”.