Redacción Judicial
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El Sistema de Emergencias 911 no recibió ninguna llamada de auxilio por el accidente en el cual falleció Natalia Emme, de 26 años.
Según la versión que dio Aliz Borja, esposa del Fiscal General, ante el agente fiscal de turno, Patricio Sosa, ella se bajó del vehículo Gran Vitara SZ blanco y se cambió al Gran Vitara verde, por seguridad. “Allí llamé a emergencias, para que acudan al lugar”, dijo.
No obstante, el servicio 911 no registró ninguna emergencia ni el pedido de una ambulancia. De acuerdo con el parte policial, realizado por el sargento primero Gonzalo Cayambe, al sitio llegó una ambulancia del Hospital de la Policía de Quito, que fue solicitada por la Policía. Esta trasladó a Emme a la Clínica Internacional, cerca del lugar del percance.
El 911 confirmó a este Diario que cuando se realiza una llamada de auxilio al 101 de la Policía, este comunica al Cuerpo de Bomberos (911) para que acuda al sitio de socorro. Eso no ocurrió.
“La señora (Borja) se subió corriendo al carro verde y dijo que era porque iba a llamar a la ambulancia. Es mentira. Ella trataba de huir del lugar”, señaló Javier Sánchez, testigo del accidente.
El vehículo verde iba detrás del jeep blanco. Lo conducía un agente de la seguridad de la esposa del Fiscal. El abogado de Borja, Víctor Hugo Cevallos, dijo que ella tenía protección, debido a la función que cumple su esposo, Washington Pesántez.
Sánchez narra que el jueves, a las 08:30, estaba desayunando con un amigo en su departamento, ubicado en la av. América, cuando escuchó un frenazo. “La empleada nos dijo que habían atropellado a una joven. Mi amigo y yo corrimos a la ventana y vi cómo la esposa del Fiscal se bajaba del carro blanco y corría al otro, que se puso a un lado”.
Sin embargo, el policía Velasteguí dice que él conducía el jeep blanco que causó el siniestro.
Cuando Sánchez y su amigo salieron del departamento se acercaron a Emme, quien yacía tendida en el piso con heridas en la cara, brazos, el costado, las piernas… Ella falleció por una “hemorragia interna por laceración de la aorta”, según la autopsia.
Las personas que pasaban por el sitio se aglomeraron en torno a la escena y evitaron que los carros oficiales (de la Fiscalía y de la Policía) fueran movidos del sector.
Sánchez, al igual que otros testigos, acudieron a rendir su versión ante el fiscal Patricio Sosa. Incluso, él les pidió que identifiquen a la mujer que supuestamente conducía el Gran Vitara SZ. “Yo la vi en la celda de la Cordero y sabía que era ella”, sostuvo el joven.
Sosa basó su dictamen en los testimonios y pidió la detención de la esposa del Fiscal y del policía Velasteguí, porque no se habían esclarecido los hechos.
El caso pasó a manos de la fiscal Mariana de Jesús López, quien anuló todo lo actuado por Sosa. Ella acogió solamente la versión de Borja y de Velasteguí. Por ello, solamente acusó al policía de haber atropellado a Emme. “La señora Aliz Borja se encontraba de pasajera en el vehículo causante del accidente”. Además, se determinó que tenía una lesión de 16 días de incapacidad.
“Estaba hablando por celular cuando sentí un freno fuerte y un golpe, no sabía de qué se trataba, creí que se cruzó un perro por lo que mi conductor y mi persona nos bajamos a ver qué era y se trataba de una persona”, dijo la esposa del Fiscal ante la Policía.
Durante la audiencia de formulación de cargos, la fiscal López se abstuvo de acusar a Borja, por lo que el juez primero de Tránsito de Pichincha, Andrés Zambrano, la liberó de todo cargo. “(…) al no estar imputada por la Fiscalía, dispongo su inmediata libertad”.
Al escuchar esto, la hermana de la víctima, Luisa Emme, soltó en llanto. Amigos y conocidos de la familia reclamaron. “Dónde está la justicia”, “asesinos”, “renuncia Pesántez”, “abuso de poder”…
Luisa se levantó de la Sala de Audiencia, en el Palacio de Justicia, y fue a la Funeraria Memorial, donde velaban a su hermana mayor. Sus padres, su hermano y amigos se abrazaron y lloraron.
En el juzgado, el policía Velasteguí tomó la noticia de su prisión preventiva con una tranquilidad indescriptible. Salió del juzgado con gafas negras y despidiéndose de sus colegas y compañeros.
Su abogado, Cevallos, dijo que pedirá que le otorguen fianza para liberarlo. “Es un delito que admite la caución y eso haremos”.