Ansa
Los indígenas siguen siendo víctimas de una “injusticia histórica”, afirma un documento presentado hoy en ONU sobre la situación de estos pueblos en el mundo, en el que se subraya que ser nativo es ser pobre y se destacan cifras sobre su padecimiento en América Latina.
Los pueblos indígenas constituyen el 5 por ciento de la población mundial, pero también el 15 por ciento de los pobres del mundo y representan la tercera parte de los indigentes en las zonas rurales, sostiene el reporte elaborado por siete expertos independientes.
De acuerdo con este análisis, los nativos sufren “la injusticia histórica, a saber la colonización, la desposesión de sus tierras, territorios y recursos, la opresión y la discriminación, así como la falta de control de sus propios modos de vida”.
“Los Estados coloniales y modernos, en la búsqueda del crecimiento económico, les han denegado ampliamente su derecho al desarrollo. De resultas de ello, los pueblos indígenas suelen perder ante actores más poderosos y se convierten en los grupos más empobrecidos de sus países”, denuncia el texto.
Los problemas de los indígenas no sólo se dan en países en desarrollo sino también en los industrializados, donde “casi invariablemente están a la zaga de la población no indígena en la mayoría de los indicadores del bienestar”.
“Su esperanza de vida es más corta, la calidad de los servicios médicos y la educación es más baja y sus tasas de desempleo son más elevadas”, afirma.
En América Latina “ser indígena equivale a ser pobre y con el tiempo esa situación se ha perpetuado”. El informe explica que pese a haber podido acceder a educación o capacitación “no pueden convertirlo en ganancias significativamente mayores ni reducir la pobreza que los diferencia de la población no indígena”.
“Esta conclusión es válida para los países cuyos pueblos indígenas constituyen una pequeña fracción de la población general, como México y Chile, así como en países en que una gran parte de la población es indígena, como en Bolivia” , precisa.
Producido por la secretaría del Foro Permanente de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas, el documento dice que “los índices de pobreza entre los nativos son mucho más altos que entre el resto de la población en varios países de América Latina, como Paraguay, 7,9 veces, Panamás, 5,9 veces, México, 3,3 veces, y Guatemala, 2,8 veces”.
También se refiere a la enorme brecha de ingresos entre los trabajadores nativos y los no y asevera: “la diferencia en los ingresos por casa año adicional de escolarización entre la población indígena y la no indígena en América Latina es en Bolivia”.
En tanto, el 50 por ciento de los indígenas guatemaltecos de entre 15 a 19 años no terminó los estudios primarios, contra la tercera parte de los no nativos.
“Hay una notable diferencia entre el número de años que estudian los niños no indígenas y los indígenas. Esa diferencia con los niños no indígenas del Perú significa que estos niños reciben instrucción durante 2,3 años más que los indígenas, cifra que en Bolivia alcanza los cuatro años”, informa el texto.
Los indígenas de Colombia, según el reporte, fueron desplazados durante las últimas tres décadas por las actividades militares y los grupos armados dedicados al narcotráfico. Este hecho produjo la instalación de un número más elevado de refugiados en los países vecinos a Colombia: Brasil, Ecuador, panamá, Perú y Venezuela.
Además, afirma que el 90 por ciento de la madera que se extrae de la Amazonía peruana “se obtiene por medios ilícitos y procede de zonas protegidas que pertenecen a comunidades indígenas o están reservadas para pueblos indígenas que viven en aislamiento voluntario”. En el plano de la salud la desigualdad también es considerable.
“La desnutrición entre los niños indígenas duplica la que se registra entre los no indígenas. En Honduras, aproximadamente un 95 por ciento de los niños indígenas menores de 14 años sufre de desnutrición”, resalta.
A su vez, la mortalidad infantil “sigue siendo 70 por ciento superior entre las comunidades indígenas, a pesar de las mejoras logradas en América Latina en los últimos 40 años”, dice el texto.