Redacción Quito
Ayer, a las 14:00, salió del Hospital Metropolitano de Quito, Valentina Guerra Vásquez, de dos meses de nacida. La bebé estaba vestida de verde entero. La pequeña es una de las siamesas que nació el 7 de noviembre de 2009.
Las dos niñas nacieron unidas por el esternón, pero Julieta, la otra bebé, presentó problemas renales, por lo que se les practicó una cirugía para separarlas. A los seis días de nacidas tuvieron su primera intervención que duró ocho horas. Pero Julieta no resistió la operación, debido a una deficiencia renal.
Martha Vásquez, su madre, dijo que después de la cirugía, Julieta solo resistió cerca de tres horas. En los primeros días, el estado de salud de Valentina era crítico, por lo cual fue intervenida por segunda vez. La cirugía era para evitar infecciones que podían ser causadas por las repercusiones de la primera operación.
Valentina logró sobrevivir a la segunda operación y desde entonces ha sido sometida a varios tratamientos para poder estabilizar su organismo. Ahora la pequeña tiene que utilizar oxígeno hasta que sus pulmones sean lo suficientemente fuertes.
Los médicos señalaron que Valentina deberá someterse a una tercera intervención quirúrgica para colocarle unas placas que reemplazarán al esternón.
Vásquez dijo que la atención de los doctores ha sido lo que salvó a su niña. “Más que un médico, el doctor (Javier) Jijón es un amigo”. Él es el pediatra que atendió a la pequeña Valentina.
Por eso, aseguró que está asustada al abandonar el hospital, pues sabe que ahora tendrá la vida de su hija en sus manos y no estará bajo el cuidado de los doctores.
Pero cree que Valentina tiene el cuidado de su hermanita. “Julieta es el angelito de mi Valentina”. Andrés Guerra, el padre, está preocupado por lo que deberán enfrentar. La familia, una vez que abandonó la casa de salud, se albergó en la casa de un pariente, en el sur de la ciudad.
Ellos vivían en Otavalo, pero ahora se instalarán en la capital.