Julián Assange está en un callejón sin salida. El australiano vive aislado en una habitación estrecha, de 5 x 3 m2 de superficie, acondicionada en la parte posterior de la Embajada de Ecuador en Londres, que colinda con un pasaje oscuro, vigilado por cámaras y una docena de policías de Scotland Yard.
Su situación jurídica también está en el limbo. Inglaterra se niega a concederle un salvoconducto, solicitado por el Gobierno ecuatoriano para que abandone la Embajada y todo hace prever que no dará su brazo a torcer. Suecia espera su extradición por una demanda de delitos sexuales, impulsada por la Fiscalía, que en enero insistió en que debe rendir su testimonio en ese territorio, descartando así la solicitud de que dé su versión por Internet.
Este jueves, el australiano cumplirá dos años de confinamiento en la Embajada, donde está asilado desde el 19 de junio del 2012. “Resolver la cuestión de Assange está en manos de las autoridades europeas y de Suecia… Mientras contará con la protección de Ecuador”, sostuvo el presidente Rafael Correa a inicios de este mes.
La Embajada de Ecuador es relativamente pequeña. Ocupa unos 200 metros en la planta baja de un edificio victoriano de cinco pisos, en el número 3 de Hans Crescent, en Knightsbridge. En su dormitorio, Assange tiene una cama, una mesa para su computador, una estantería, una caminadora para ejercitarse y una ducha, contó un diplomático que trabajó en esa misión.
Los dos últimos años el Gobierno británico gastó unos USD 9 millones para vigilar el inmueble. Sin embargo, los gastos de su manutención y de las adecuaciones que se hicieron para alojarlo son reservadas. Ni la Embajada ni la Cancillería ecuatorianas respondieron nuestras solicitudes escritas de información y de un pronunciamiento, desde el 9 de mayo.
El excanciller Francisco Carrión estima que la concesión del asilo fue positiva para el Régimen, pues se posicionó internacionalmente como defensor de un perseguido político de EE.UU. “Ecuador defendió el principio del asilo y a largo plazo las relaciones con Inglaterra y Suecia no han sido afectadas”.
Fuentes del Gobierno británico confirmaron a EL COMERCIO que mantienen conversaciones con autoridades del Ecuador y que la cooperación se mantiene. Pero subrayaron que no concederán ningún salvoconducto a Assange, que será apresado apenas ponga un pie fuera de la Embajada para ser extraditado a Suecia, que teme sentar un mal precedente si toma declaraciones a un fugitivo de su justicia.
Para la internacionalista Grace Jaramillo, el asilo puso en evidencia una falta de consistencia y conocimientos del derecho internacional sobre estos temas. “Ecuador perdió con el asilo a Julián Assange desde todas las aristas posibles. Si estaba empeñado en seguir su política de control y graves restricciones a la libertad de expresión en este país, lo menos que necesitaba es poner luces de neón sobre este tema”.
El escenario del bloqueo estaba en el guión de los abogados del australiano. Precisamente, entre las decenas de personajes que lo visitan destaca el ex juez español Baltasar Garzón, quien dirige uno de sus equipos legales, que prepara una propuesta para denunciar su caso en la ONU.
En febrero pasado, él hizo una visita relámpago a Quito. Estuvo pocas horas y se reunió con funcionarios de la Cancillería para contarles la compleja y difícil situación que vive su defendido en la Embajada, según fuentes cercanas al jurista.
En una entrevista publicada por el rotativo The Times, el 9 de junio, el embajador Juan Falconi declaró que Assange estaba “sufriendo” en custodia, pero que podría permanecer en la Embajada durante mucho tiempo, pues cuenta con el respaldo completo del Gobierno.
Este medio envió un cuestionario, vía correo electrónico, a Falconi, quien según su secretaria Priscilla Kohn, estaba en Holanda hasta ayer.
La conexión con Snowden
Falconi sucedió a Ana Albán, a mediados del año pasado, durante el revuelo provocado por la entrega de un salvoconducto al exagente de la CIA y ex contratista de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), Edward Snowden, que hoy está asilado en Rusia. Él es buscado por EE.UU. por la divulgación de informes de espionaje masivo.
El salvoconducto fue redactado por el cónsul ecuatoriano Fidel Narváez, amigo personal de Assange. Con ese documento, Snowden abandonó Hong Kong y voló a Moscú, acompañado por Sarah Harrison, asistente de Assange. Su destino final era Ecuador.
La noticia sorprendió al presidente Correa. “No he sabido que Snowden estaba camino a Ecuador (…). Ante la desesperación de que le iban a quitar el pasaporte e iba a ser capturado, nuestro cónsul cometió un grave error y le dio un salvoconducto sin ninguna validez, sin autorización del Gobierno”.
La gota que derramó el vaso fueron las declaraciones de Assange, quien esos días anunció que Ecuador le había concedido el asilo a Snowden, generando nuevos roces diplomáticos con Washington.
Narváez fue separado del Consulado en octubre pasado y asignado a otras funciones. Él fue uno de los eslabones con Assange desde el 2011, cuando lo conoció en Londres para gestionar la publicación del paquete completo de los cables sobre Ecuador del Departamento de estado de EE.UU.
El 19 de junio del 2012, Assange se refugió en la Embajada ecuatoriana, a pocas horas de que la Corte británica aceptara su extradición a Suecia.
Las ocho semanas siguientes fueron muy complejas. Durante ese período, incluso Narváez durmió en esa sede diplomática, para protegerlo ante la probable incursión de la Policía inglesa, hasta que Ecuador oficializó su asilo en agosto.
“Assange permanece la mayor parte del día confinado en su habitación. Mentalmente es muy fuerte y aguantará mucho tiempo más ahí, a pesar de las limitaciones físicas de espacio, la falta de luz natural y otras restricciones”, contó uno de sus allegados, que lo visita continuamente en Londres.
Empero, los 24 meses de cautiverio pueden haber dejado secuelas. Al menos eso estima el dermatólogo Guillermo Izurieta, quien dice que el sol es un vehículo de vitamina D, que permite al cuerpo absorber el calcio para los huesos. Pero lo más complejo serían las afectaciones psicológicas, especialmente la depresión por el aislamiento.
La ruta del fundador de wikileaks en gran bretaña
2010
Dos ciudadanas suecas demandan a Assange por supuestos abusos sexuales, luego de haber mantenido relaciones en Estocolmo.
2011
La Corte de Inglaterra autorizó la extradición a Suecia. Assange, quien apeló, recibió una orden de arresto domiciliario.
2012
Denunciando una supuesta persecución internacional, Assange se refugió en la Embajada ecuatoriana en Londres.
2012 (agosto)
Ecuador concede al australiano el asilo político por razones humanitarias. Además, señala que su vida corría peligro.
2013
Ecuador pide a Inglaterra integrar una comisión de abogados para estudiar una salida al bloqueo del caso.