Siempre que he tenido que enfrentarme a personas arbitrarias me he hecho esa pregunta, puesto que el arbitrario que ofende se defiende haciéndose el ofendido, o el victimario aparece como víctima a sabiendas que la ‘Justicia’ le ampara.Qué pena que en el caso del periodista Emilio Palacio, a quien le pusieron palabras en su boca y que él ingenuamente cayó, palabras que quizás nunca quiso decirlas, pero se vio obligado a defenderse por su propia cuenta, en razón de que la Justicia jamás lo haría.