El pasado 4 de febrero Wilson Yuqui se percató de que el cauce del río Paute subía. Este joven de 18 años cuenta que ese día miraba como el nivel del agua crecía y anegaba el sitio donde vivía.
En ese entonces habitaba en el sector de San Nicolás, en la parroquia Guarainac, en Paute. El río estaba a más de 200 metros de distancia de su vivienda.La propiedad está a orillas de donde se forma el embalse de la presa Mazar. Desde esa fecha se cerraron las compuertas de la presa y el embalse se empezó a llenar. “Era una realidad, el día llegó y cambió nuestras vidas”.
Era la señal para que él y su familia abandonaran su casa. Yuqui nació en un humilde inmueble. Para estudiar en el colegio caminaba durante tres horas (ida y vuelta), todos los días, para salir hacia la cabecera parroquial.
Desde hace un mes cambió su domicilio con su padre, Jorge, y su madre, Rosa. Ahora están en el centro de la parroquia Guarainac. Ellos se acomodaron en un pequeño departamento. Tiene dos habitaciones y una cocina.
En el lugar donde vivió en los últimos 25 años, ahora solo hay contadas gallinas, un par de cuyes encerrados en un galpón, tres pavos y un cerdo amarrado. A estos animales, Jorge Yuqui, de 45 años, los alimenta a diario. En esa labor le acompaña su esposa.
Luego de alimentar los animales, ellos se sientan en la orilla del embalse, que ahora está a unos 50 metros de su casa. La nostalgia es evidente en sus rostros.
Esta familia era dueña de algo más de 2 hectáreas de tierra. Su terreno está en una pendiente. “Hidropaute, concesionaria del proyecto Mazar, nos compró la propiedad en USD 15 000”, informa Jorge.
Según el gerente de la Unidad de Negocios Hidropaute, Esteban Albornoz, un total de 900 predios se inundarán con la crecida del embalse de Mazar. La longitud de este espejo de agua tendrá 31 kilómetros.
Las propiedades de las zonas bajas de Guarainac, Palmas, Tomebamba, Morasguaico, Guachapala y Sevilla de Oro serán las afectadas. “Ya se indemnizó al 80% de los dueños de predios y solo con el 1% no hay un acuerdo económico”, dice Albornoz. En total se pagarán USD 6 millones.
El embalse de Mazar almacenará 410 millones de m³ de agua (Paute tiene 120 millones). La cota superó los 2 095 metros sobre el nivel del mar, es decir, ya hay más de 100 millones de m³ de agua represada.
El nivel máximo será de 2 153 metros sobre el nivel del mar. Cuando alcance esa cota, el espejo de agua tendrá una longitud de 31 kilómetros y los 900 predios se inundarán por completo.
Luego de más de dos horas de caminata desde la casa de los Yuqui, por la orilla del embalse, se llega al terreno de Custodio Rojas. Él era dueño de 30 hectáreas, actualmente solo le pertenecen 13. Hidropaute le compró el resto en USD 160 000.
La casa de adobe en la que vivió durante 40 años está derrumbada. Recuperó algunos palos para construir su nueva vivienda en la parte más alta del terreno. Cree que en dos semanas, el agua cubrirá su predio.
Pese a ello, mantiene un sembrío de chirimoyas, granadillas y otros frutas. Casi todos los días, Rojas baja donde estaba su casa, en compañía de su esposa, Blanca Cevallos. Allí cosechan.
Lo hacen mientras recopilan algo del material de la casa que les pueda servir para la nueva edificación. “Me da pena por mi casa y porque no vamos a tener esas frutitas”, dice la campesina.
A ellos ya les pagaron por sus tierras y aún no saben en qué van a invertir el dinero. “Creo que en algún negocio”, dice Rojas.
En cambio, Jorge, el padre de Wilson Yuqui, destinó unos USD 10 000 para adquirir una hectárea que está en la parte más alta de la parroquia Guarainac.
Allí, junto con Wilson y con su segundo hijo, Iván (13 años), construyen un galpón donde estarán sus animales. Sus ocho vacas estarán a la intemperie. “Nos ofrecieron una casa, pero hasta ahora no se concreta”, dice, con pena Jorge Yuqui.