Redacción Política
El juicio al fiscal nacional Washington Pesántez fue como revivir el pasado legislativo. En los años ochenta fue una muñeca de trapo hoy es un carro de juguete. Antes y ahora hubo insultos, insinuaciones del cometimiento de delitos, gritos e invitaciones para pelear.
Así terminó la comparecencia de Pesántez ante la Comisión de Fiscalización de la Asamblea. Ayer, el Fiscal habló durante dos horas y tres minutos, pero le bastaron 30 segundos para sacar de casillas a los asambleístas interpelantes de Alianza País.
Fue cuando leyó un fragmento del libro El Juego del Camaleón, los secretos de Angostura de Arturo Torres, editor de Investigación de EL COMERCIO. “Uno de los visitantes que más me llamó la atención fue quien se hacía llamar Julio Luna (…) La última vez se quedó ocho días esperando la confirmación para pasar al campamento de Édgar Tobar (uno de los jefes de las FARC), donde recibió USD 200 000”.
Al terminar, Pesántez dijo: “no se asuste asambleísta (Francisco) Velasco”, sin explicar por qué lo relacionaba con ese relato.
Pero el asambleísta, encolerizado, se daba golpes en el pecho, retando al Fiscal para pelear. “Ven…ven…, miserable”. En el salón del ex Senado de la Asamblea se vivió un zafarrancho por la reacción eufórica de los asambleístas del oficialismo.
Algo similar se vivió al inicio de la audiencia, la cual empezó con media hora de retraso a las 10:30. El ex secretario de Transparencia del Gobierno, José Luis Cortázar, fue impedido de entrar porque los legisladores denunciaron que estaba armado. Cortázar, quien ahora trabaja en la Fiscalía, tenía un tolete y un frasco de gas. Dijo que eran para seguridad.
También hubo retraso hasta que las barras que apoyaban al Fiscal se acomodaran en la platea del Salón. Los asambleístas también fueron con el apoyo de sus asesores. Los grupos respaldaban o rechazaban las ironías que utilizó el fiscal Pesántez durante su intervención. “En esta fiscalización se habla mucho de perros”, fue una de sus frases.
Buena parte de su discurso, la usó para hablar de los cambios hechos en la Fiscalía durante sus dos años y cuatro meses en el cargo. También se defendió de las acusaciones. Pero, no dijo nada sobre su supuesta relación con Bosco Solórzano.
Para los legisladores, Solórzano es una versión del ‘hombre del maletín’, de los antiguos congresos. Virgilio Hernández dijo que Solórzano ofreció cargos en la Fiscalía para evitar el juicio.
También fue el supuesto emisario que presionó a la ex fiscal de El Oro, Lucy Blacio, para que favoreciera a una empresa en un juicio. Según Blacio, esa presión le obligó a renunciar de su cargo.
“Bosco, Bosco, Bosco”, le gritaban al Fiscal cuando salía del salón. Después, 19 asambleístas de País ratificaron su decisión de seguir el juicio hasta la destitución de Pesántez. Dijeron que el Fiscal no pudo desvirtuar ninguna de las acusaciones que presentaron.
En tanto, Pesántez aseguraba a sus barras que hay otros intereses tras su puesto. Insistió en que las acusaciones son falsas.
Reacciones
‘El Fiscal tiene un problema de metonimia. Confunde la institución con su persona’.
‘No contestó sobre los polémicos concursos, ni el abuso de poder’.
Virgilio Hernández. Asambleísta interpelante
‘La ciudadanía le reclama transparencia para que la Fiscalía cumpla la misión’.
‘Bosco Solórzano se ha convertido en un personaje nefasto’.
Paola Pavón. Legisladora de Alianza País.
‘Hizo una explicación de cuántos edificios y computadoras han comprado’.
‘Reconoció que sí llamó al fiscal Sosa, en el caso de Natalia Emme’
María Paula Romo. Asambleísta Interpelante