La visita de Arturo Valenzuela, Secretario del Departamento de Estado para América Latina fue singular. Para los ciudadanos de izquierda fue un desafío; para otros, que pueden todavía expresar disidencias, fue la oportunidad de un diálogo sobre nuestras posiciones internacionales y su incidencia en las relaciones con los Estados Unidos. La experiencia académica y política- chilena e internacional- del Secretario es indiscutible y por elemental consideración no puede ser ubicado, como en otras oportunidades -Otto Erich, por ejemplo- en el grupo de ‘halcones en cacería’ de Washington.La contrariedad del gobierno nace del informe anual sobre las condiciones negativas en Ecuador de los derechos humanos. En estas circunstancias, la petición de una entrevista al más alto nivel no fue favorable y Valenzuela fue castigado con la negativa inicial de una cita con el presidente del Ecuador; luego, en un giro inesperado, hubo tiempo para atenderlo. No hay que olvidar que el Presidente conminó a su canciller para que inicie una investigación sobre el cumplimiento de los derechos humanos en Estados Unidos. Al respecto -defectos en la transmisión de esa cadena sabatina- impidieron escuchar si esa investigación también incluía a Cuba y a China. Del contenido real del diálogo entre el Presidente, el canciller y el Secretario Valenzuela se sabrá muy poco: una conferencia de prensa formal y sola, se filtrarán versiones no comprobadas sobre lo que conversaron, debatieron y confrontaron. Lo importante es que se produjo entre un alto funcionario del Departamento de Estado de los EE.UU. ,que privilegia el principio ‘idealista’ (multeralismo para el desarrollo de la democracia), así debe entenderse en una interpretación de buena fe, y no el realismo o pragmatismo (que puede significar presión, coacción y hasta intervención); sin embargo, hay un detalle que no puede pasar desapercibido.El Secretario Adjunto para América Latina viene al Ecuador en una coyuntura geopolítica negativa del movimiento bolivariano. Hugo Chávez no es el mismo; Evo Morales está encerrado en su triunfo personal, pero afectado por las elecciones regionales; de Nicaragua no se sabe nada; lo de Silvio Rodríguez no puede pasar desapercibido y Ecuador no es acosado por ejércitos extranjeros, sino por juicios internacionales de reservados pronósticos y elegantes denegaciones de créditos . Su economía no es mala, pero su conducción fiscal es pésima.También el visitante llega en los momentos más críticos de la historia de la libertad de expresión en Ecuador. La sentencia contra Emilio Palacio es un monumento, más que de la ausencia de idoneidad judicial, del prototipo de sentencias predestinadas y escarnio para quienes opinen contra “la Verdad”; añádase, en esta ofensiva a la prensa libre, las ocultas intenciones de la ‘rendición de cuentas’.