Frente al hecho de que el movimiento constitucionalista cobraba cada vez más fuerza y se le sumaban más personas, los militares opuestos a este movimiento solicitaron la ayuda militar de los Estados Unidos. El pedido de intervención estaba firmado por el general Elías Wessin y Wessin, Emilio de los Santos y Bartolomé Benoit, de esta manera evitaban el triunfo definitivo de los constitucionalistas.
Es así, como el 28 de abril de 1965, intervinieron nuevamente y por segunda vez las tropas estadounidenses el territorio nacional de la República Dominicana. Los estadounidenses alegaban que se vieron obligados a intervenir nuevamente el país para proteger a los estadounidenses que vivían en esa nación. EE.UU. envió a 42 000 militares al territorio dominicano.
También los estadounidenses argumentaron que tenían temor de que en el país se formara un Gobierno como en Cuba.
Militares y civiles formaron comandos constitucionalistas y enfrentaron a los militares estadounidenses. Estos enfrentamientos ocurrieron en Ciudad Nueva, San Carlos, San Miguel y otros barrios de la ciudad de Santo Domingo.
Con los enfrentamientos entre dominicanos y las tropas estadounidenses, se pasó de una simple revolución civil o constitucionalista a una guerra patriótica, en contra de una nueva intervención militar; en ese momento, el pueblo luchaba por restablecer la soberanía nacional de la República Dominicana.
El 4 de mayo de 1965, el líder de la facción constitucionalista, el coronel Francisco Alberto Caamaño, se juramentó en el Altar de la Patria como Presidente de la República Dominicana.
Hubo muchos movimientos de protesta dentro y fuera del país, motivados por la intervención militar. Algunos gobernantes, como Charles de Gaulle, de Francia, y Gustavo Díaz, de México, expresaron su desacuerdo con Estados Unidos, ya que era, según ellos, una falta de respeto a la población dominicana.