El debate en torno a la censura cinematográfica despierta de cuando en vez. Finalmente el producto cultural reposa en la historia -en la reflexión o la ignorancia, como clásico o como olvido-. Esto recuerda además esa ‘vox populi’ de que “la prohibición alimenta el consumo” y de que “la mala publicidad es la mejor propaganda”.
Ahora ‘Feriado’, película ecuatoriana dirigida por Diego Araujo, es la chispa que enciende la discusión. En un primer momento la Oficina de Espectáculos Públicos del D.M. de Quito calificó al filme como para mayores de 18 años; decisión que fue apelada por la producción de la cinta, cuyo público objetivo se halla entre los 13 y 25 años, dadas la temática y el tratamiento que la construyen. Tras la recalificación, el organismo municipal ubicó al filme (que se estrenará el 1 de mayo) para mayores de 15 años estrictos; es decir, no menores acompañados por sus padres.
Allí, un cuestionamiento sobre la falta de claridad y precisión respecto de los parámetros de evaluación, variables en cuestión de semanas y de calificador de turno (¿cómo califican para serlo?). Parámetros más debatibles cuando -según un comunicado de la producción- la funcionaria municipal argumentó que la nueva calificación se da porque se muestra “la decisión de un menor de edad de tomar un camino diferente”. No hay criterio técnico, estético, moral, psicológico que se especifique en tal razón; apenas una ficha con la “clasificación moral” y su revisión y la “calificación artística” de “Muy Buena”.
Ver formulario del Municipio
‘Feriado’ narra la historia de Juan Pablo, quien durante un viaje a la ruralidad, en el clímax de la crisis económica que atravesó el país en 1999, conoce a Juano. La amistad entre los adolescentes se abre a experiencias y cuestionamientos sobre la definición de la identidad sexual.
Abrir espacios para la discusión sobre la identidad de género y mostrar un beso entre dos chicos, sin escenas de sexo explícito ni violencia insistente de por medio ¿son motivos para subir la edad del espectador? Ante las reacciones sobre el sexo y la sexualidad, qué piensa la censura municipal sobre la violencia obscena de otros productos culturales.
Si bien se ha apuntado reparos respecto del consumo ‘moderado’ de alcohol y tabaco en el filme, cabe tomar en cuenta que el cine, en cuanto arte y herramienta comunicacional, fortalece la participación de sus espectadores como sujetos de derecho; y que el acercamiento a sus contenidos es lo que permite la formación de un criterio. En ese contexto, la calificación por edades actúa como recomendación, mas no como prohibición, pues posibilita la toma de decisiones; lo represivo, en cambio, no permite el acto educativo.
En ese sentido, la censura dentro y fuera del país registra casos que rayan -cuando no caen- en el ridículo. ¿Alguien recuerda ‘La luna’, de Fellini? La psicóloga Ana Jácome, quien considera que la cinta debería clasificar como PG-13, en sus reflexiones sobre la clasificación del filme, concluye que: “La película ‘Feriado’, apenas refleja una parte de lo que en realidad viven los y las jóvenes en su cotidianidad, realidades que son negadas desde el mundo de los adultos que, desde un razonamiento pueril, asumen que tapándoles los ojos, los chicos y las chicas creerán que en verdad nada de esto sucede”.