Ocho son los personajes principales del pesebre navideño tradicional: la Virgen María, San José, el Niño Jesús, los tres Reyes Magos, el burro y el buey. Pero con el paso del tiempo y las costumbres estos escenarios han evolucionado. Sin embargo, siguen atrayendo a turistas nacionales y extranjeros.
La Catedral Metropolitana de Quito acoge, desde el 29 de octubre, al pesebre más grande de Sudamérica. Contiene 1 600 piezas; 600 de ellas, se mueven de manera independiente.
Son escenarios diversos y fueron ambientados en cada etapa de la vida de Jesucristo. La obra se inicia con el anuncio del arcángel Gabriel a la Virgen María.
En 270 metros cuadrados se desarrolla la vida del Nazareno, el Mesías de los católicos. En medio de humo, lluvia y sonidos que favorecen la experiencia intrusiva de los visitantes se desarrolla la historia más famosa del mundo.
Alrededor de 60 000 personas han llegado a visitar esta atracción religiosa. Para Alexis Arias, coordinador del pesebre, eso se debe a que es una representación “lo más fiel posible” basada en registros arqueológicos.
El costo de la entrada es de USD 2 para los adultos y USD 1 para niños y personas de la tercera edad. El horario de atención a los visitantes es de 08:00 a 20:00. Óscar López, gerente técnico de Quito Turismo, explicó que el montaje lo realizó personal que viajó desde Loja. Seis personas ensamblaron las diferentes escenas en tres meses, aproximadamente.
Los fieles
Para los visitantes se trata de una experiencia “sobrenatural”. Así la describe Esthela Villacís, una adulta mayor que llegó a visitar la gigantesca representación con un grupo de amigas. Quedó tan conmovida, que los ojos se le llenaron
de lágrimas. Además, es fiel creyente de la religión Católica y la nipractica desde su infancia. “No debemos dejar que
se pierdan las costumbres de nuestro Señor”, insta mientras aprecia las figuras.
La nube de la que cae lluvia fue la parte que más llamó la atención a Esthela, por lo “novedoso”. Pero la obra es visitada también por turistas extranjeros que llegan a recorrer Ecuador en estas fechas. Oliver Tiux viajó desde Canadá a celebrar la Navidad con la familia de su esposa. Cuando se enteró de la obra que se exhibe en el Centro Histórico, no dudó ni un segundo en ir a visitarla con su familia. “No he visto algo tan vivo nunca”, reconoce con un español fluido.
Y los niños son parte del público que redescubre la historia de Jesús a través de obras como esta. Matías Roca fue con sus padres y abuelos a visitar la Catedral. Tiene 10 años y su familia es creyente de Dios aunque no practican ninguna
religión. Sin embargo, quedó maravillado al encontrar tanto movimiento en las pequeñas figuras.
Su parte favorita fue el humo que se sale en una de las estaciones. También el canto de las aves lo hizo sonreír en un par de ocasiones. Así pasan los días durante la exhibición. Grandes y chicos sonriendo y llorando de emoción al contemplar una historia viva, aún después de miles de años.
Los hogares
En la mayoría de hogares se levantan pesebres de todo tipo. Con material reciclado, de cristal o de semillas de eucalipto son fabricados los personajes principales.
En las ferias navideñas, las figuras del nacimiento se venden desde USD 1 . También los conjuntos en una sola pieza son populares. Sonia Guamán tiene un pequeño puesto en la feria situada diagonal a la Tribuna del Sur. Dice que cada
año vende figuras y accesorios, a familias nuevas y a clientes fijos. Se trata de un sentimiento y una creencia que perdura con el tiempo. Así lo sienten los creyentes y así lo viven en sus hogares listos para el nacimiento más esperado.
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