Son escenas cada vez más frecuentes en la ciudad de Buenos Aires. Una pareja de hombres está en un bar tomada de las manos. Dos mujeres se despiden en la parada de buses con un inmenso beso que demuestra su amor. La ciudad de Buenos Aires demuestra su condición de amigable o ‘friendly’ hacia la comunidad homosexual.
Son varios los bares hoteles, milongas y hasta vino para gays. Pero los derechos civiles como heredar bienes, pensión, compartir derechos migratorios no están contemplados ni siquiera en la unión civil que tiene Buenos Aires desde el 2002.
Por eso, desde hace algunos años, las organizaciones sociales luchan por la modificación de la Ley de Matrimonio. Al menos, por ahora, parecen estar cerca de conseguirla. Pero también lejos.
Un escandaloso hecho en el Congreso se vivió el miércoles pasado cuando se daba por descontado que la Cámara de Diputados daría su media sanción. “El número lo tenemos”, dijo a este Diario el diputado Martín Sabatella.
Sin embargo, la reforma deberá esperar porque la coyuntura política lo impide. El impuesto al cheque, por el que el Gobierno recauda USD 6 500 millones anuales, separa aún más las aguas entre oficialismo y oposición. El primero no quiere tratar lo que pide la oposición: una mayor coparticipación de las provincias.
Mientras en las afueras del Parlamento se encontraban militantes de la causa gay, en el recinto debía comenzar la sesión. Pasaron los 40 minutos oficiales del quórum. El diputado Felipe Solá, en contra del matrimonio y a favor del cheque, alzó la mano pidiendo que se levantara la sesión. “A favor o en contra, yo estuve. Pero no entiendo nada. No estuvieron acá los autores del proyecto”, indicó.
“Fueron los nuestros los que nos fallaron”, decía un joven militante decepcionado. Había ido la diputada Cyntia Hotton, de representación evangélica. No fueron sectores de la derecha, como el PRO, de Mauricio Macri, que apela a la unión civil. No fue el oficialismo, que mayoritariamente lo aprueba. Hasta se decía que iba a ser el debut y despedida de Néstor Kirchner como diputado (solo fue a la sesión inaugural), seguro de que será nombrado el martes secretario general de la Unasur.
Lo que sorprendió a todos fue ver que no llegaban Martín Sabatella y Vilma Ibarra, autora de la Ley. Esta se justificó: “No es que no di quórum, yo estaba terminando el informe para defender el proyecto convencida de que estábamos en una sesión que de común acuerdo se sentaban a discutir la ley del cheque con solo dos oradores para luego para tratar el matrimonio. Jamás pensé que se rompían los acuerdos”.
Consultada por este Diario si no se dejaba a última hora la redacción del informe de una ley que están esperando 15 días su debate final, se enojó: “No es por dejar a última hora. Estaba organizando los papeles de todo lo que tenía que informar. Estaba trabajando este tema porque pensé que el quórum estaba resuelto. Podré tener errores, estoy dispuesta a discutir muchas cosas, pero no la buena fe que tengo”.
Es que además la diputada Cecilia Merchán dijo que “es una verguenza, pero se definen de izquierda independientes, pero siempre le hacen juego a los Kirchner”. La comunidad gay no pierde las esperanzas, a pesar de la rabia y el dolor.
“Aunque fue por lo del cheque, nuestra lucha nunca será fácil. Es una larga perspectiva histórica y sabemos procesar lo que ocurre en un día”, señaló César Cilgiuti, presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA).