Si en la campaña colombiana hay un tema que resulta sensible, este es la tensa relación bilateral con el presidente venezolano Hugo Chávez y su gobierno.Por ello, desde el inicio de la campaña, todos los candidatos a la Casa de Nariño habían trazado una estrategia clara: mantener un discurso crítico frente al líder bolivariano, garantizar que su socialismo no penetrara, pero mantener abiertas las puertas al diálogo.
Sin embargo, en las últimas semanas, el factor Chávez terminó por desbordarse y afectar con distinta suerte a las campañas de los dos principales aspirantes al poder: el oficialista Juan Manuel Santos y el candidato verde Antanas Mockus.
En su ya conocido estilo de intervenir en campañas electorales de países vecinos (Perú 2006 y Ecuador 2009), Chávez no dudó hacerlo esta vez en Colombia. Y del abanico de candidatos presidenciales, la figura que mayor molestia genera al Mandatario venezolano es la de Santos, ex ministro de Defensa de Álvaro Uribe.
De ahí que no dudase en “enviar” un mensaje a los colombianos para que no elijan a Santos como Presidente. Descartó cualquier posibilidad de diálogo con él, lo calificó como un peligro militar para la región y amenazó con bloquear de forma total el comercio bilateral.
Esos pronunciamientos desde el Palacio de Miraflores llegaron días después de que la candidatura del ex Ministro de Defensa parecía caer, mientras que Mockus experimentaba una remontada meteórica.
Lejos de ser el puntillazo final en el aparente retroceso de Santos, las advertencias venezolanas parecen haber arrojado un resultado contrario.
Un estudio evidenció un repunte de Santos que, según el análisis del columnista Alfredo Rangel, no es extraño. “Queriendo debilitarlo, sus ataques terminan favoreciéndolo”.
De hecho, esta semana, el propio Santos dejó entrever que espera que ese tipo de ataques termine por empujar su candidatura que, antes de mayo, parecía estar destinada al naufragio en el ‘torbellino verde’ de Mockus. Entre otras cosas, el candidato recordó que ese tipo de intervenciones terminaron por “exacerbar el nacionalismo”. En el 2006, el apoyo abierto y frontal que Chávez brindó en Perú a Ollanta Humala terminó por ser contraproducente y fue un factor que ayudó a Alan García.
Del lado de Mockus, sus declaraciones provocaron que el factor Chávez resulte incómodo para sus intereses. Cuando se le preguntó sobre Chávez respondió que lo “admiraba”. Ese fue un error del que, según observadores políticos colombianos, todavía no se conocen sus verdaderos efectos.
Ante esto, el candidato se vio obligado a aclarar que la suya es una posición firme y crítica frente al modelo venezolano. Aclaró que no lo admiraba, sino que lo “respetaba” y que en su gestión se hará lo posible para que el proyecto socialista ‘chavista’ no eche raíces en Colombia. Por ahora, su comentario fue el motivo ideal para que circulen interrogantes de si Mockus es el hombre indicado para tratar con Chávez, un personaje que la mayoría de la población lo ve como una amenaza.