La fruticultura en Tungurahua y en Chimborazo pierde espacio. Las huertas de manzana, pera, claudia y durazno están en decadencia, debido a la falta de competitividad e inversión por parte de los productores.
A esto se suma la escasa tecnificación y la falta de una renovación de los frutales. Además, es necesario una planificación para establecer los sitios de producción. Eso afecta a los cultivos de hoja caduca (que cambia cada año por ser un árbol de cuatro estaciones).
Según un estudio efectuado por Jorge Fabara, expresidente de la Sociedad Ecuatoriana de Fruticultura y excatedrático de la Universidad Técnica de Ambato (UTA), en 1980 la provincia contaba con 7 200 hectáreas. Eso se logró con el Proyecto Tungurahua. Consistió en cambiar los huertos dispersos a comerciales.
Para ello se construyeron canales de riego y se introdujeron 600 nuevas variedades entre flores, frutas y hortalizas.
La inversión fue de 200 millones de sucres y fue financiado por el Banco Interamericano de Fomento. Pero en la actualidad, 600 de las 2 200 hectáreas tienen buena producción. Asimismo, 400 hectáreas son plantaciones nuevas y 1 200 necesitan rehabilitación.
A la producción también le afectó la falta de mano de obra, debido a la migración de los últimos años hacia España e
Italia. A esto se suma el desgaste del suelo.
En Ambato, las parroquias Pinllo, Huachi y Montalvo son los últimos bastiones de la fruta. En Montalvo, Sara Salinas
labora 40 años en la fruticultura.
Cuenta que la ceniza del volcán Tungurahua, que entró en erupción en octubre de 1999, y la caída de granizo afectó a su cultivo. Antes cosechaba 400 cajones con la fruta y ahora 200. “Las plantaciones se están perdiendo, la gente joven migró. Solo personas adultas nos quedamos en el campo”.
En Tungurahua, los cantones Cevallos, Píllaro, Pelileo, Quero, Mocha y Tisaleo, son otros reductos de la fruta, pero en baja proporción.
En Cevallos, una parte de la población dejó la fruticultura para dedicarse a la fabricación de calzado. Según el
Municipio, hace más de cinco años, había 400 hectáreas cultivables, pero se redujo a 200. A cambio hay 80 almacenes y
talleres.
Avelino Ramírez se dedica a esta actividad hace 45 años. Él, confirma las causas de la desaparición de la fruticultura. Avelino tiene una hectárea de cultivo de pera, manzana, abridor y claudia. Asimismo, plantó 80 árboles como parte de la renovación de su huerta.
Para innovar, el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap), con su programa del Buen Vivir, financiará un proyecto de renovación de los huertos frutales. 90 familias de Cevallos y de Montalvo participarán. La inversión será de USD 297 000 y la contraparte de los agricultores de USD 830 cada uno. Iniciará en las próximas semanas.
Con los recursos se financiará la compra de las plantas frutales certificadas de pera, manzana y claudia. La onstrucción de reservorios, capacitación, la tecnificación del riego…