Leonidas Pino, Édgar Jaramillo y Javier Morla eran socios de una oficina de bienes raíces guayaquileña. La tarde del jueves fueron hallados muertos en un matorral en La Concordia (Esmeraldas). Ese día, cerca de las 05:00, los tres habían salido de Guayaquil hacia Esmeraldas. Tenían previsto tomar posesión de 400 hectáreas de una hacienda que habían adquirido en un remate en el Juzgado de Coactivas de la Corporación Financiera Nacional (CFN), en Quito. Patricio Jaramillo, hermano de una de las víctimas, relataba ayer que desde hace varios días los socios recibían amenazas telefónicas, para que no se acercaran a la propiedad. El jueves, cerca de las 14:30, Ramiro Muñoz, administrador de una plantación de palma aceitera en La Concordia, halló los cuerpos en una guardarraya. El sitio está en la vía a Monterrey, en las cercanías del ex botadero de basura de la localidad.Junto a los cadáveres, los investigadores de la Policía Judicial encontraron documentos, que tenían marcas de sangre. Eran escrituras, protocolizaciones y planos correspondientes a la hacienda adquirida por los tres socios, ubicada a 87 kilómetros de La Concordia, en el recinto Chontaduro del cantón Ríoverde, norte de Esmeraldas. Los investigadores presumen que no fueron asesinados en La Concordia. Los cuerpos estaban envueltos en plásticos negros. Uno de ellos estaba atado con cinta de embalaje, lo cual hace suponer que fueron trasladados desde algún lugar. Los tres socios viajaban en la camioneta doble cabina color gris de Xavier Morla. El vehículo aún no ha sido hallado. Entre los documentos de las víctimas se encontró un papel; en este contaba el número telefónico del anterior propietario de la camioneta: se trata de Ramiro O. La Policía lo llamó para solicitarle información sobre el automotor.Los deudos llegaron a La Concordia la madrugada de ayer. La Policía los ubicó, con los documentos hallados en las billeteras de los fallecidos. Por la mañana se iniciaron los trámites de Ley en la Policía y Fiscalía cantonal.Un familiar aseguró que los socios recibían amenazas constantes desde la compra de la hacienda. Incluso dio el nombre de un abogado, J. C., y un número de teléfono celular. Un familiar relató que frente a las amenazas, los socios decidieron grabar los mensajes telefónicos y el número del teléfono celular desde el cual se efectuaron. J.C. les habría advertido de que no se acercaran a la hacienda esmeraldeña.David Morla, tío de una de las víctimas, mencionó que los socios pagaron USD 240 000 por la hacienda. La propiedad estaba invadida aunque tenía orden de desalojo. Según relataron los parientes, este fue precisamente el motivo del viaje de los socios, quienes tenían su oficina de bienes raíces en las calles Los Ríos y Primero de Mayo, en Guayaquil.A la Fiscalía de La Concordia también llegó Narcisa Vera, esposa de Leonidas Pino. “Tenía un mal presentimiento y no quería que viajara”. Sin embargo, su esposo se reunió con sus socios y planificaron el viaje.Los familiares dijeron además que la compra y venta de tierras era una actividad normal de la inmobiliaria. “Ellos participaban de este negocio desde hace 12 años. Asimismo, solían acudir a los remates de tierra que realizan las instituciones públicas. Luego las vendían a otros interesados; ese era su negocio”, dijo un familiar que pidió la reserva.En la morgue de La Concordia se vivieron ayer momentos dramáticos. Los familiares aguardaban la salida de los cuerpos una vez que se realizaron las autopsias. Regresaron a Guayaquil para su velatorio e inhumación.Los investigadores de la Policía Judicial señalan que se trató de un asesinato premeditado. Los cuerpos de Leonidas Pino, de 51 años; Édgar Jaramillo, de 55, y Javier Morla, de 50, tenían disparos letales en la cabeza. Los agentes investigan si detrás del triple crimen hubo un posible caso de sicariato. Se realizará un reconocimiento en la hacienda.