Patricio Cornejo, de Grupo Caravana
Especial para EL COMERCIO
La salida por la puerta de atrás de los finalistas del Mundial 2006, Italia y Francia, abre cataratas de críticas de parte del periodismo de ambos lados de los Alpes.
Marcelo Lippi, DT italiano, llevó un grupo de jugadores extraídos de una Serie A envejecida y llena de foráneos en los equipos que importan, los de cabeza, y Raymond Domenech desperdició la aparición de figuras como Benzema, que no llevó a África, ganándose el desprecio de Anelka y compañía.
Cuando vimos en las canchas alemanas en el 2006 que el fútbol italiano lograba su cuarto título del mundo, pensamos que por la edad de muchos de sus héroes debían retirarse, entre ellos Fabio Cannavaro. Se sospecha que ante la poca aparición de valores debió continuar el capitán, luego llegó la pobre presentación en la Euro 2008 y el camino de clasificación no convenció a nadie.
Entiendo que la base de los ‘Azurri’, su campeonato de Liga, tiene como dominador de las 5 últimas temporadas al Inter de Milán, club que no aportó ningún jugador, pues nunca juegan italianos en el actual campeón de Europa; Juventus puso 6 jugadores, un equipo fracasado en esta última liga; Del Piero prácticamente en muletas, no pudo ser convocado y Lippi debió tomar seleccionados de equipos menos importantes como Napoli, Sampdoria, Genoa, Udinese, hasta el Cagliari y el Bari aportaron a este gran fracaso.
Los franceses tuvieron una cadena de errores sus posibilidades en su grupo, fue un error no llevar a Benzema por el pecado de su mala campaña en el Real Madrid, después de ser el jugador sensación en la Liga francesa con el Lyon.
Parece que don Raymond no se dio cuenta, el escándalo llegó a los medios cuando estalló una rebelión, perdieron la fe en su filosofía, estilo y esquema.
Inglaterra sigue con vida, pero sigue tambaleante. Por lo menos, aún los dirigidos por Fabio Capello no dicen cosas como las del italiano Gatusso: “Ahora nos nombrarán Caballeros de la Verguenza”.