En medio del enredo que se sigue tejiendo en torno al proyecto de Ley de Comunicación, una sola cosa está fuera de duda: la incapacidad de la Presidenta de la Comisión Ocasional para generar un debate incluyente y presentar un proyecto coherente y claro al final de un plazo que ya se había prorrogado por dos ocasiones. ¿15 días más harán la diferencia?
Al desgaste causado por esa conducción errática se suman dos gestos que hacen difícil entender las intenciones del poder en torno a esa Ley. Primero: el presidente Rafael Correa declaró el martes que no es una ley prioritaria para su proyecto político. Segundo: más allá de sus acotaciones sobre la importancia de ese cuerpo legal para la Asamblea Nacional, la realidad es que su Presidente lo abandonó a su suerte en la Comisión.
Al parecer, a Fernando Cordero le importó poco que el segundo debate de la Ley de Comunicación terminara por desfigurar el acuerdo legislativo aprobado en diciembre; cuando con su aprobación parecía marcar distancia con las intenciones del Ejecutivo y acercarse a lo que dicen los convenios internacionales.
Y puestos a hacer historia, cabe preguntarse por qué, si la Ley no es importante para Correa, tomó la dura decisión política de cerrar temporalmente Teleamazonas para destruir el acuerdo y ganar tiempo. Correa perdió repentinamente el interés; Cordero perdió paulatinamente el interés en defender el acuerdo; la Ley no es prioritaria, tal como no lo es la Ley de Aguas…
El gambito resulta casi conmovedor. Pero es necesario esperar la siguiente movida.