¡Ya entra al baño a pararse la araña! Con esa frase, los primos mayores de Renata Herdoíza la molestaban cuando se paraba frente al espejo de su baño para peinarse y hacerse el famoso copete.El peinado era parte de la moda que reinó a finales de los años 80 e inicios de los 90.Ahora, verse en las fotografías con el cerquillo parado y enredado solo le produce risa. Sin embargo, hace 20 años atrás, el copete era parte de su personalidad y de las adolescentes que estaban entre los 13 y 14 años. Herdoíza tiene 34 años y hoy asegura que aunque vuelva la moda no volvería a peinarse así. Hacerse el copete era todo un ritual, que le tomaba hasta 10 minutos.Antes de ir al colegio, la mujer de sonrisa cálida, se duchaba y esperaba a que el cabello se seque, después tomaba un cepillo y empezaba a enredarse el cabello. Una vez que alcanzaba la altura deseada, roceaba al copete con un poco de fijador. “En ese tiempo no había gel, así que utilizábamos fijador líquido para mantener estable al copete durante todo el día”, dice Herdoíza.En el recreo y al final de la jornada escolar también acudía al espejo del baño para retocarse el copete, que en varios casos llegaba a medir cerca de ocho centímetros.En ese tiempo, el copete más alto y más enredado era el más popular. Así también lo recuerda Alejandra Venegas, de 30 años.Entre risas, la ingeniera en Administración de Empresas, cuenta que su copete era el que más envidia causaba entre las compañeros del sexto curso Físico Matemático, del colegio fiscal Manuela Cañizares, de Quito.A Venegas le tomaba entre 10 y 15 minutos parar el cabello a 12 centímetros de altura. Ella también utilizaba fijador líquido para conservar la estabilidad del popular peinado.La mujer aseguró que “hacerse ese peinado era todo un rito. Muchas veces me atrasaba al bus del colegio, mis papás me hablaban, pero era la moda del momento y yo no podía estar fuera de ella”. Tanto Herdoíza como Venegas tenían una peine especial para lograr el enredado perfecto. “Tenía que ser esa peinilla y no otra. A mi peine, por ejemplo, le hacía falta algunos dientes, pero era el único que me servía”, cuenta Herdoíza.La moda -aseguran- les llegó tras la aparición de los grupos musicales Timbiriche y las Flans. También de la telenovela Quinceañera, en donde la mexicana Thalía era la protagonista.Los peinados de esas cantantes eran muy parecidos a los que usaba Venegas en su etapa estudiantil. De esos grupos, ambas mujeres también copiaron la moda de las vestimenta.Los fines semanas salían a pasear luciendo camisetas muy flojas y pantalones con las bastas apretadas y con pinzas en la cintura. De esa moda también participaron los varones. Así lo recuerda Miryam Iza. La joven estudiante de Veterinaria, en la Universidad Central, sonríe cuando recuerda a su hermano vestir con los pantalones flojos desde la cadera hasta la rodilla, mientras que hasta el tobillo eran muy apretados.También recuerda que las camisas eran muy coloridas, flojas y largas. “Era la moda. En ese momento todos nos veíamos muy bien”, dijo Iza.