Es mediodía del domingo y afuera el sol quema. En el centro comercial, el largo pasillo de cerámica color crema está repleto.
Ahí están las abuelas paseando con sus nietos, parejas de enamorados compartiendo un helado o jóvenes punkeros de peinados extravagantes o los colegiales.Así se ve casi siempre el centro comercial Paseo Shopping, en Machala, el cual ha cambiado algunos hábitos de los orenses, como pasear en ese lugar, comer, comprar en los locales e ir al cine.
Desde su apertura, en octubre del 2007, miles de machaleños concurren a este espacio, atraídos por los estantes llenos de todo tipo alimentos, ropa, juguetes, herramientas y comidas.
En el área de alimentos, el chirrido metálico de los carritos de compras se mezcla con el murmullo de los clientes.
En la zona de ropa para mujeres, Martha Basurto, de 19 años, y su prima Gina, de 14 años, ambas santarroseñas, buscan blusas en un enorme cesto de madera.
El recipiente está ubicado cerca a un transitado corredor. Martha se anima por una blusa floreada. “Está bonita y tiene descuento”, dice. En la cesta se anuncia un descuento, pero en la etiqueta de la prenda se lee: “Precio solo afiliados”. Las primas fruncen el ceño y siguen buscando.
En el centro de Machala están las bahías y pasajes comerciales, pero el Paseo Shopping es único en la ciudad. Tiene 118 locales que ofrecen de todo en un solo recorrido. El patio de comidas y las salas de cines se hallan en el ala este de la edificación.
El patio de comidas, que abre de 10:00 a 21:00, atrae más visitantes. Las 200 sillas plásticas, de color rojo, están todas ocupadas al mediodía con los comensales. Los olores a pollo broster, a carne asada con menestra y a capuchino se esparcen por los espacios iluminados de la sala.
Los cajeros del Hipermarket, un supermercado, ya conocen el perfil de los clientes a la hora de pagar. Roberto, un cajero veinteañero, quien no revela su apellido, dice que “los clientes frecuentes pagan casi siempre con tarjeta de crédito. Algunas señoras hasta se saben nuestros nombres. Los que vienen de vez en cuando pagan en efectivo”. La llegada del ‘shopping’ masificó el uso de la tarjeta de crédito, lo cual no era común.
El domingo es el día de más visitas. Familias enteras llegan en carro o en bus. La línea de buses Puerto Bolívar-Shopping-El Cambio llega y sale llena.
Pero tanta variedad de artículos y servicios no sorprende a Ernesto Torres. Los hábitos de consumo de este padre de familia machaleño, de 32 años, cambiaron poco con la llegada del ‘mall’.
Torres se pasea por los corredores del ‘shopping’, pero aún prefiere hacer el mercado en el centro de la ciudad. “Acá solo vengo por distracción. De vez en cuando llevo algo”, dice al pasar por el área de bebidas del Hipermarket. La Administración del ‘mall’ no reveló la cifra de clientes que acude semanalmente a este sitio.
Hay otros machaleños que aún no son seducidos por el ‘shopping’, porque aún prefieren ir al mercado para comprar o comer, y buscan el regateo, que no funciona en el centro comercial.
Ángel Henriques, mecánico de 52 años, dice que hace sus compras dominicales en el viejo mercado municipal. “Acá es más barato y me queda bien cerca”, comenta, mientras se sirve un churrasco. Allí hay 162 locales, en 13 de los cuales se preparan comidas tradicionales, como guatita, seco de pollo y otros. El Central y el Sur son los que quedan de una tradición de mercados populares.
Estos cedieron espacio a los modernos centros comerciales municipales, algunos incluso con escalera eléctrica. Hay seis en el centro, la periferia y en las parroquias El Cambio y Puerto Bolívar. Según el Cabildo, los fines de semana reciben 6 000 clientes.
Las primas Martha y Gina se cansaron de recorrer las vitrinas. La música de una pequeña orquesta contratada para amenizar a los visitantes llama más su atención y se sientan a escuchar.