El bebé en el vientre. El niño acabado de nacer. Su primer diente. Su primera palabra. Las rabietas. La tendencia de subir fotos y videos de los hijos a las redes sociales incluso antes de nacer se ha disparado en el mundo, lo mismo que las secuelas que esta práctica puede tener en su desarrollo psicológico o las repercusiones legales que podrían derivarse para los padres.
El fenómeno tiene nombre: oversharing, un término anglosajón que define la obsesión por compartir en la web absolutamente todo lo que uno hace. Especialmente, fotos y videos.
La tendencia viene repuntando desde 2010, según una encuesta llevada a cabo por la empresa de seguridad informática AVG. Ya en ese año, el 81 por ciento de los bebés tenían presencia en Internet antes de cumplir los seis meses. El estudio se hizo entre 2 000 madres de 10 países y evidenció lo que ya ha empezado a ser una peligrosa costumbre.
Tan arraigada que en Estados Unidos, según se recoge en el libro Socialnomics, del experto en temas digitales Erik Qualman, en la actualidad, el 92 por ciento de los niños menores de 2 años en su país tienen una huella digital, lo que quiere decir que cuentan con alguna forma de contenido en internet.
Las publicaciones, dicen los estudiosos del tema, corresponden al afán de los padres por mostrar al mundo toda clase de información y actividad relacionada con sus hijos. Y si bien las familias siempre han estado interesadas en preservar en archivos fotográficos los recuerdos de los chicos (antiguamente con los álbumes), la preocupación ahora es que lo hacen públicamente.
Este fenómeno puede llegar a tener serias implicaciones en la vida psicológica de los niños. Según Diana Delgado, psicóloga de la Universidad Javeriana, esta conducta está determinada por las proyecciones que los papás hacen de sus metas sin cumplir en las vidas de sus hijos. “Responde al profundo narcisismo de los padres, que ven en sus hijos una prolongación de sí mismos y suelen exponerlos a ellos y a sus logros como propios, sin medir las consecuencias”.
Delgado afirma que no solo no se cuenta con la aprobación de los pequeños (que crecerán), sino que estos contenidos “estarán vigentes en las redes durante un tiempo indeterminado, por lo que es probable que cuando sean mayores cuestionen la decisión de haberlos subido”.
Consejos para tener en cuenta
El experto en redes sociales Omar Gamboa insta a los padres a apelar al sentido común y les aconseja no compartir fotos ni videos de sus hijos. Además da estas recomendaciones:
- Los papás deben pensar que cuando publican una foto de sus hijos es como si la estuvieran pegando sobre la puerta de sus casas.
- Utilizar los filtros de seguridad: Facebook y otras redes permiten crear grupos exclusivos para compartir contenidos.
- Pensar en quién tiene acceso. “En internet es muy difícil monitorear el tráfico de un archivo; así como pueden acceder a él buenas personas, pueden caer en manos de otros de dudosas intenciones”.